Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de un tercio de las muertes se deben a factores modificables en la alimentación así como, relacionados a los hábitos de consumo
Con el objetivo de visibilizar la importancia de llevar hábitos preventivos y del diagnóstico temprano, así como las mejores herramientas para la disminución de la mortalidad, cada 4 de febrero, la Organización Panamericana de la Salud (parte del ecosistema de la OMS) junto a la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) y el Centro Internacional de Investigación del Cáncer (CIIC), promueven el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer.
La posibilidad de contraer esta enfermedad ha sido muy estudiada y, en este sentido, la OMS identificó factores que favorecen el desarrollo de esta enfermedad multifactorial.
“Muchos casos se pueden curar si se detectan a tiempo y se tratan eficazmente. Cerca de un tercio de las muertes por cáncer se deben al consumo de tabaco, a un elevado índice de masa corporal, al consumo de alcohol, a una baja ingesta de frutas y verduras y a la falta de actividad física. Estos factores son modificables, por lo que con acompañamiento profesional, es posible no sólo prevenir sino retrasar la aparición y/o mejorar, en lo posible, el tratamiento en caso de ya tener el diagnóstico”, comentó Stefania Savoia, Licenciada en Nutrición (MN 10670) miembro del Departamento de Nutrición de New Garden.
A su vez, organizaciones como el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (IARC) listó 10 hábitos que contribuyen a la prevención y probadamente reducen el riesgo:
- Consumir una dieta rica en cereales integrales, verduras, frutas y legumbres
- Realizar actividad física
- Mantener un peso saludable
- Limitar el consumo de carne roja y procesada (embutidos)
- Acotar el consumo de alcohol y/o bebidas azucaradas
- Bajar el consumo de comidas rápida y alimentos procesados altos en grasa, azúcares y/o almidones
- Eliminar el uso de suplementos que prometen prevenir el Cáncer
- Preferir siempre lactancia materna (en caso de ser posible)
- No fumar
- Evitar la exposición a tabaco y solar
Alimentación como un punto crítico
Está comprobado científicamente que una alimentación basada en plantas (ABP) y vegetales contribuye positivamente en la prevención de ciertos tipos de Cáncer así como del desarrollo de otras enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), íntimamente relacionadas con dicha patología: diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipemias y obesidad.
Microbiota. La alimentación influye en la composición de la misma. Hay indicios prometedores sobre el mecanismo de acción relacionado con el papel protector que cumplen estos microorganismos como generadores de posibles compuestos antiinflamatorios que repercutirían en diversos sistemas del organismo.
Fibra. El aumento de la ingesta de alimentos ricos en este componente (como verduras y frutas, principalmente con cáscara, cereales integrales, legumbres, semillas, frutos secos) a nivel intestinal colaboraría en la disminución del contacto e ingreso de desechos metabólicos a través de las paredes del colon.
Antioxidantes provenientes de alimentos de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres, semillas, frutos secos, cereales integrales, aceite de oliva y/o canola, cumplen un posible rol preventivo.
En esta misma línea de acercar nuestros hábitos alimenticios a una mejor calidad de vida, la dieta vegetariana, mediterránea y DASH -guiada y supervisada por un profesional- son recomendadas para prevenir y tratar factores de riesgo cardio-metabólicos.
Por su parte, es importante encarar una reducción gradual de los alimentos de origen animal, especialmente carnes rojas y procesadas ya que existe una potencial asociación entre su consumo y el aumento del riesgo de desarrollar ciertos tipos de cánceres.
“Basada en evidencia científica comprobada, la OMS clasificó recientemente al consumo de este subgrupo de alimentos como carcinógena para los humanos.” Se estima que cada porción de 50 gr. de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en aproximadamente un 18%.
Algo similar ocurre con los ultra procesados (cereales refinados, fritos, productos de pastelería o copetín, aderezos y golosinas, entre otros) los que, además tienen un impacto negativo en el organismo por aportar poca calidad nutricional.
“Somos lo que comemos, por lo que, es momento de reflexionar y empezar a tomar consciencia de nuestras elecciones a la hora de alimentarnos como así también al adoptar hábitos que sumen salud a nuestro cuerpo y mente”.