Qatar 2022

Víctor Hugo: «Messi es una flecha dorada anunciando la maravilla de su fútbol»


El histórico periodista uruguayo relatará el domingo su último partido en Mundiales y llenó de elogios al crack rosarino

Por Fernando Bianculli, enviado especial – Télam

El periodista y relator Víctor Hugo Morales describió a Lionel Messi como «una flecha dorada anunciando la maravilla de su fútbol» y consideró que su desempeño en el Mundial de Qatar lo juntó «como nunca con (Diego) Maradona en el imaginario, la amistad y el amor».

Víctor Hugo aseguró que «Maradona estaría muy feliz» de ver su actuación en la competencia de Medio Oriente, saludó el nuevo perfil de líder del capitán argentino y reconoció «un Messi argentino y otro Messi mundial», comprometido con darle alegría a todos sus admiradores a través del «arte» de su fútbol.

«Messi da un mensaje maravilloso que atraviesa el planeta, es una flecha dorada anunciando la maravilla de su fútbol. Sabe que la persona de Bangladesh, de Noruega, de Alaska está esperando algo y él trata de devolver eso. La primera responsabilidad es ser el Messi argentino, por eso juega tanto para el equipo, pero también siente un compromiso como Messi mundial», reflexionó en una entrevista con Télam a horas de su último relato mundialista.

—Anunció que Qatar 2022 será su última Copa del Mundo. ¿Cómo transita la experiencia?

—En realidad ya me había despedido, pero gracias a la plataforma Relatores, que me invitó a participar, y a la relación con Radio Nacional estoy transmitiendo el Campeonato del Mundo, de rebote diría. Por edad, ya no tendré otra chance, ahora estoy muy bien de la voz y de la energía pero no creo que en cuatro años más pueda hacerlo. El trabajo de relator, esencialmente, es un trabajo muy exigente en lo físico. Esta será mi última experiencia en el relato por lo menos en algo importante, después seguiré relatando algún domingo que otro porque me gusta mucho hacerlo.

—El relato del domingo próximo puede quedar en la historia por lo que está en juego. ¿Siente una adrenalina especial?

—Estoy medio perseguido por eso, por lo del gol de Diego. Dejo que las cosas fluyan, si se me ocurren algo divertido, si fuera posible poético, estaría bien. Y si no se me ocurre nada, mala suerte, no tengo ninguna obligación. No me exijo, no se puede vivir dando exámenes. En el relato de un gol hay dos factores: la jugada en sí misma y quién lo convierte, porque no es lo mismo que sea Messi que otro jugador. El problema de los goles es que se puede hacer una cosa que la gente celebre o se puede hacer una cosa ridícula. Hay que buscar que la emoción sea sincera porque cuando es fingida, impostada, no va. Se debe ir hasta el límite de lo posible.

—¿Messi es quien más lo movilizó en el relato después de Maradona?

—Messi es absolutamente deslumbrante, aunque también hubo algunos artistas muy queridos de mi vida: Bochini, Francescoli o Rubén Paz, por ejemplo. Son jugadores a los que les cabe cualquier elogio.

—¿Este Mundial nos ofrece la mejor versión de Messi?

—Creo que el último año y pico de Messi ha sido colosal. Parece mentira lo que ha pasado con él, fue víctima de muchas cosas y maduró con todo eso. En vez de encerrarse en los enojos, abrió el corazón. Es un chico muy querible, porque las cosas que le hicieron en la Argentina, muchos periodistas y mucha gente, fueron atroces. Tuvo que renunciar a la Selección, cansado de que lo ofendieran. Creo que en este último tiempo ha construido una versión formidable. Como si el hecho de que Diego se apagara encendió a este líder que es hoy.

—¿Hay un Messi maradoniano entonces?

—Sí y saludo ese perfil. No se puede ser líder sin un poquito de provocación. El líder está jugando a nombre de todos, tiene una enorme responsabilidad. Creo que eso le da a Messi una alegría muy grande. Contra Croacia, no tenía necesidad de embarcarse en la jugada del tercer gol, ya estaba, podría haber jugado con el marcador de punta y listo. Pero Messi tiene una responsabilidad ante el mundo. Sabe que lo de él no es sólo para la Argentina, también es para el arte del fútbol. Es un mensaje maravilloso que atraviesa el planeta, es una flecha dorada que va anunciando la maravilla de su fútbol. Sabe que la persona de Bangladesh, de Noruega, de Alaska está esperando algo y él trata de devolver eso. Por supuesto que su primera responsabilidad es ser el Messi argentino, por eso juega tanto para el equipo, pero también siente un compromiso como Messi mundial. La jugada del tercer gol a Croacia es del Messi mundial, el inventor de una alegría para todos. No puede haber una persona que, gustándole el fútbol, no se haya emocionado con lo que hizo.

—¿Que pensaría Diego de este Messi actual?

—Diego lo adoraba, hemos tenido muchísimas charlas sobre Messi. Lo ponía en un lugar excepcional. Estaría muy feliz de verlo de esta manera. Maradona creía que había una construcción de Messi que tiene que ver con la posta que le entregó. Los dos supieron siempre que el heredero era Messi. Diego era consciente que la primera vez en la vida que le habían serruchado un poco la pata del trono había sido con Messi y Messi fue siempre muy respetuoso. Este Mundial juntó como nunca a Maradona y Messi en el imaginario, en el fútbol, la amistad y el amor. Ya casi nadie pregunta Maradona o Messi, ha desaparecido esa cuestión. Son los dos, está asumido.

—¿Qué le pareció la postura de algunos medios nacionales e internacional sobre la reacción de Messi y el equipo argentino tras la victoria ante Países Bajos?

—Fue muy graciosa porque fue hecha por medios que están metidos hasta el tuétano en la mayor corrupción conocida en los últimos tiempos. Se pierden el disfrute de lo que significa un líder porque los líderes, tanto en el fútbol, la política o el ámbito que sea, siempre ponen un poco los pies en el barro. No puede ser un monaguillo. Se perdieron capturar esa versión de Messi como hombre que va a la pelea, se enoja y desafía. Además, la frase que le dijo al jugador neerlandés fue notablemente educada. Si en el colmo de la bronca, después de sentir cosas que lo perturbaron, todo lo que fue capaz de decir fue «bobo», es en realidad una amorosidad.