Por José Odisio
Por José Odisio
El Mundial genera expectativa en todo el pueblo argentino, y el hincha de Newell’s se siente parte importante de este sentimiento, a partir de los orígenes leprosos de Lionel Messi y Lionel Scaloni.
Pero más allá del entusiasmo que genera ver a Messi levantar la Copa del Mundo, el hincha leproso no baja sus expectativas generadas a partir de la llegada de Gabriel Heinze al Parque. Y una vez que concluya la Copa del Mundo, las miradas será exclusivas del plantel leproso. Y la cuenta regresiva de cara al 27 de enero –inicio de la Liga- será la única prioridad.
Newell’s trabaja desde hace más de dos semanas, y si bien la confianza en Heinze es grande, la espera de los refuerzos genera cierta desconfianza en la gente. Es temprano para hacer un análisis profundo de la conformación del plantel, ni hablar del equipo, pero el hincha espera por algún nombre que entusiasme por sí solo, sin analizar que el Gringo no busca currículum, sino más bien jugadores que se adapten a su forma de jugar y de entrenar.
En las últimas horas reapareció el nombre de Ricardo Centurión. Sin saber si llegará o no al Parque, causó cierto revuelo. Heinze lo tuvo y supo manejarlo. Pero siempre hay desconfianza en sus cuestiones extrafutbolísticas. Ahí también hay una contradicción del hincha, que quiere un nombre con chapa, aunque sin ningún tipo de conflicto.
También genera cierto rechazo Lucas Hoyos, aunque el Gringo insistió en su llegada. Una vez más el simpatizante leproso –como el de cualquier equipo- considera que su scouting es mejor que el de los profesionales de la materia, o del propio Heinze. Sin tener en cuenta además, que la billetera no es ilimitada.
Más allá de esto, con Heinze tomando decisiones, el hincha acepta aunque no esté de acuerdo. Hay un aura de confiabilidad en el Gringo y nadie quiere contradecirlo. Y ese es un punto a favor que el entrenador debe aprovechar.
Ese crédito con la gente le permite maniobra con margen, tomar decisiones fuertes, aunque no sean populares, y armar el equipo a su gusto, sin sentirse juzgado, aunque esto difícilmente lo condicione.
La etapa de Heinze en el Parque es un proceso que entusiasma. El hincha confía en lo que el Gringo pueda lograr. Y se ilusiona con un título, ni hablar si el domingo Argentina le da una alegría con los Lioneles, hijos dilectos de la casa, como el Gringo.