Precisa, sin fisuras, la banda optó por arrancar con "Sculptures of Anything Goes", de su reciente disco "The Car"
No solo hubo pedidos explícitos del líder del grupo Alex Turner para que haya calma, sino que incluso hasta dio la sensación que hubo alguna reformulación sobre la marcha en el repertorio en busca de composiciones de tempos más bajos para mantener sosegada a la multitud.
Más allá de eso, Arctic Monkeys brindó un soberbio concierto que lo ubicó entre los mejores momentos de este desembarco del célebre festival español en nuestro país, en una jornada de cierre que también ofreció buenas performances en nombres como Interpol, Lorde, Phoebe Bridgers, Bad Gyal y los locales Juan Molina y Santiago Motorizado, entre otros.
Desde un primer momento, el día presentó complicaciones cuando la grilla debió sufrir la alteración de algunos horarios ante la amenaza de fuertes tormentas, las cuales finalmente llegaron cuando Arctic Monkeys se llevaba los focos de la noche. Justamente, de no haberse anticipado su set y mantener el horario original, seguramente no hubiera podido realizarse.
A pesar del adelantamiento de horarios, apenas hubo tiempo luego de los británicos para Lorde y Bad Gyal, hasta que alrededor de las 22 se anunció el final anticipado del festival por las tormentas.
Pero aunque no se pudo ver a Japanese Breakfast o a Beach House por este imponderable, la realidad es que la última jornada del Primavera Sound dejó muy buenas sensaciones y, sin dudas, Arctic Monkeys fue el gran responsable.
Precisa, sin fisuras, la banda optó por arrancar con «Sculptures of Anything Goes», de su reciente disco «The Car», pero de inmediato tendió un puente con sus primeros pasos al continuar con «Brainstorm», la cual fue interrumpida por Alex Turner para pedir calma al registrar las avalanchas que se producían abajo del escenario.
Así debió hacerlo dos canciones después, en medio de «Snap Out Of It», ocasión en la que abandonó el escenario por unos largos minutos hasta que se recuperó la calma. A partir de allí, pareció que se hubiera decidido recurrir a canciones más tranquilas, aunque no por eso menos intensas, con un Alex Turner sacando a relucir su costado crooner.
En ese plan fueron desfilando algunos viejos clásicos como «Why´d You Only Call Me When You´re High?», «Arabella» y «Do I Wanna Know», entre otras, y novedades como «Body Paint» y «There´d Better Be a Mirrorball». Hasta que prácticamente a modo de advertencia dijo a la multitud: «Nos mantenemos todos tranquilos y vamos a cuidamos unos a otros» antes de arremeter con su gran éxito «I Bet You Look Good on the Dancefloor». El broche fue con «505» y el deseo de «volver pronto».
En el escenario ubicado en el extremo opuesto, justo antes de Arctic Monkeys había sido el turno de los neoyorquinos de Interpol, que desplegó una acabada versión del post punk modelo 2000, con sus guiños a la movida de Manchester y a la escena de mediados de los `70 de su ciudad natal.
Al revés de los largos intervalos entre canción y canción que tuvo el set de Arctic Monkeys, Interpol no perdió tiempo y dio un golpe de efecto con un repertorio basado ampliamente en sus dos primeros discos «Turn on the Bright Lights» y «Antics», con canciones como «C´mere», «Evil», «The New», «PDA» y «Slow Hand», entre tantas.
Aunque también hubo espacio para «Fables», «Passenger» y «Toni», de su reciente álbum «The Other Side of Make-Believe», las cuales sonaron tan pulidas y potentes como sus clásicos.
Más temprano había sido el turno de la cantante y compositora Phoebe Bridgers, quien hizo una genuina demostración de rock y folk indie, y selló un pacto con los seguidores locales al bajar del escenario sobre el final de su set para saludar a los que estaban apostados sobre el vallado.
Entre los artistas locales que se presentaron en las primeras horas de la tarde destacaron Juana Molina y Santiago Motorizado, dos de los más prominentes embajadores argentinos en festivales indie europeos.
En tanto, cuando la tormenta ya era una realidad y Arctic Monkeys había cerrado de hecho esta primera edición del festival en nuestro país, la española Bad Gyal y la neozelandesa Lorde fueron la gran yapa.
Bad Gyal combinó reguetón, dancehall y trap, y celebró haber sido distinguida en su país como la mejor artista española y llevarse el Europe Music Award (EMA) que otorga la cadena MTV.
En tanto, Lorde, que culminó su estupendo set también bajando del escenario y cantando sobre las vallas que la separaban del público, terminó entregando el último y muy buen gesto del Primavera Sound en Argentina.
Con la mejor puesta escénica de la última jornada, la neozelandesa entregó un variado repertorio con base en la canción, aunque con tratamientos que fueron desde la balada y las estructuras minimalistas hasta los beat bailables, en medio de una gran locuacidad que le permitió meterse al público en el bolsillo.
Hacia las 22 horas y cuando aún quedaban algunos números más para completar la grilla, la organización dio por terminado el festival ante una lluvia que ya parecía instalada y la evidencia de un público que ya se daba por satisfecho y comenzaba a abandonar el predio.
De esa manera, las jornadas que tuvieron un anticipo el pasado 14 de octubre con Jack White, Pixies, Cat Power y Las Ligas Menores; y se pusieron en marcha formalmente el pasado miércoles 9 con Björk, Julieta Venegas, Javiera Mena y Feli Colina, llegaron a su fin.
El grueso del festival se produjo el sábado, con las presencias de Travis Scott, Hernán Cattáneo, Mitski, Damas Gratis, L-Gante, Miranda! y Charli CXC; y el domingo con las ya mencionados. En el medio hubo una gran cantidad de show laterales en distintos puntos de la ciudad.
Seguramente, el Primavera Sound tendrá una larga vida en la Argentina a juzgar por la efusiva respuesta del público, que hasta le hizo frente a la inoportuna tormenta.