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Golpe de calor, una enfermedad silenciosa


Se aproxima el verano, distinto a otros años la temperatura en estos últimos días nos han dado una tregua. Pero ojo que la temporada estival se acerca y con ella el calor agobiante.

En muchas oportunidades se suele subestimar a esta enfermedad y no tenemos en cuenta el daño que puede producir la misma en nuestro organismo. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de España indicó que, en el 2017, en los sitios más calurosas de ese país, se registraron que al menos 3 de cada 7 muertes se produjeron en junio. Justamente ese mes fue el más caluroso desde 1965.

Para conocer en profundidad de que se trata este flagelo tan silencioso como peligroso, Con la Gente y EQC dialogaron con el doctor Luis Mario Fernandez Risso, quien aportó valiosa información sobre el tema.

– ¿Qué es un golpe de calor?

El golpe de calor o shock térmico es una enfermedad aguda que se caracteriza por un aumento brusco de la temperatura corporal (hasta los 40° y 41°), en el mismo se observa deshidratación y un conjunto de síntomas multiorgánicos.

Esto se debe al aumento de la temperatura ambiente o un exceso de ejercicio físico, en un espacio caluroso y poco ventilado.

El golpe de calor puede estar precedido por una enfermedad previa denominada “agotamiento por calor”: que es generalmente más leve pero que si no se atiende debidamente puede evolucionar hacia el cuadro más grave. Este tipo de trastorno de la salud es más frecuente al comienzo de lo que solemos denominar una “ola de calor”, en el período estival.

– ¿Cuáles son los síntomas?

Los más frecuentes del golpe de calor son: Confusión mental, desorientación, desmayo.
Muchas veces se observa sudoración excesiva al comienzo y luego falta del mismo, fiebre de hasta 40° y 41°, enrojecimiento, sequedad de la piel y pulso acelerado.

– ¿Quiénes son los más afectados?

Se trata de una enfermedad que impacta fundamentalmente a los mayores de 65 años (más del 80% proviene de esta franja etaria), a los deportistas, niños, lactantes, enfermos crónicos y a quienes efectúan trabajos al aire libre.

– ¿Qué tratamiento debe realizarse?

Lo correcto ante un golpe de calor es actuar con premura, poniéndose en contacto con un servicio de urgencias, manteniendo a la persona afectada acostada en una habitación oscura y fresca. En lo posible se deberá tratar de enfriar el cuerpo con un baño, ducha fría o aplicando paños húmedos en axilas, el cuello y ambas zonas inguinales. Se debe hidratar rápidamente al afectado de manera oral o parenteral (sueros o sales de hidratación).

Una vez recuperado, alimentar de manera frugal con zumos, frutas jugosas y verduras de hoja (que contienen mucho líquido).

– ¿Como profesional de la salud, qué recomendaciones le puede brindar a la sociedad contra la “ola de calor”?

Tanto los niños como los adultos mayores deben estar muy bien hidratados. Lo recomendable es consumir no menos de un litro y medio de agua por día, permanecer en lugares sombreados, y no hacer ejercicios físicos al aire libre en horas de pico solar. Mantener frescas las habitaciones del hogar, y al momento de salir usar ropa ligera, de colores claros, sombreros livianos, y en lo posible también se recomienda calzados frescos o sandalias.

La alimentación liviana a base de verduras de hoja, frutas de estación, zumos y agua ayudan a nuestro organismo.
Es importante en esta época tener cuidado con el uso de diuréticos, antiinflamatorios no esteroides, medicamentos vasoconstrictores, neurológicos, y para enfermedades crónicas en general.

Esta enfermedad es propia de la época estival y es de aparición brusca, que de no ser debidamente atendida puede tener graves consecuencias, incluso la muerte del afectado. Hay que actuar con rapidez y seguir las recomendaciones anteriormente indicadas.