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Tarifazos e importación, cóctel que noqueó a pymes en Santa Fe


En el primer trimestre de 2017 cerraron 944 empresas en Santa Fe. Así lo señaló el titular de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa (Apyme), Juan José Sisca, quien hizo referencia a los datos del Ministerio de Producción provincial. Los rubros más afectados fueron calzado, textil, línea blanca y carroceros. Coincidió con el ingreso indiscriminado de productos importados. El principal factor fue la baja de consumo del mercado interno. Las ventas se resintieron con la caída del poder adquisitivo. Al panorama se sumó la falta de líneas de crédito para las pequeñas industrias y comercios y los tarifazos de luz, gas y nafta. “El 70 por ciento de lo que fabricamos y vendemos es para el mercado interno. Vamos a ir desapareciendo como sector”, dijo Sisca a El Ciudadano.

Para el titular de Apyme el aumento en las tarifas de luz, gas y nafta fue el detonante de la compleja situación y los cierres. A principios de 2016 aumentaron un 60 por ciento los insumos industriales por la devaluación en el inicio de la gestión de Cambiemos. Sisca contó que entre noviembre de 2015 y abril de 2017 las industrias regionales sufrieron un incremento promedio del 350 por ciento en la tarifa de luz y de un 1.700 por ciento en el gas. Estimaron que superará el 2.200 por ciento en febrero.

“Tenemos compañeros que van a participar de la audiencia pública del viernes por la suba de la luz. Pedimos al defensor del Pueblo, Raúl Lamberto, que interponga un amparo. Las audiencias no son vinculantes y se transformaron en un espacio donde los funcionarios anuncian oficialmente los aumentos”, explicó Sisca.

A lo anterior se sumó la quita de varias líneas de subsidios que hizo más difícil la situación para un sector que debió competir con los bajos precios de los productos importados.

“No somos sujeto de crédito porque las tasas de intereses son muy altas. En 2017 nos quitaron líneas subsidiadas como el Programas de Inversiones Prioritarias (PIP) y créditos de la Línea Reactivación Productiva del Consejo Federal de Inversiones (CFI)”, graficó Sisca.

“Las leyes de Cambiemos favorecen a los grandes grupos concentrados de la economía y proponen un modelo de exclusión para la industria nacional. Las pymes no teníamos deudas. Teníamos un colchón para soportar los primeros meses de ajuste. Se van a multiplicar los despidos en el sector”, agregó.

Caminar en sus zapatos

La industria del calzado fue una de las más afectadas en 2017. El ingreso de productos extranjeros subió un 86 por ciento durante la primera mitad de año. A la apertura indiscriminada, se sumaron los tarifazos.

Federico Quintilli es el dueño de Calzados Over, una de las 30 fábricas de zapatos de Acebal, localidad conocida como la capital del calzado. Hace 10 años Quintilli y su socio, Iván Heredia, empezaron a fabricar zapatos náuticos y de vestir para damas, niños y hombres. De a poco la empresa creció. Compraron máquinas de alta tecnología, se mudaron a un local propio y llegaron a emplear a unas 20 personas, en un pueblo de 6.500 habitantes.

El año pasado el panorama cambió. La producción bajó y de 500 pares que fabricaban por día pasaron a hacer 200. En diciembre despidieron a cuatro personas. Junio y julio fueron los meses más críticos. La producción se redujo a cero.

“Los aumentos de los tarifazos se reflejaron en los costos. Pasamos de pagar 8 mil pesos a 14 mil de luz. No podemos competir con los bajos precios de los productos importados”, explicó Quintilli a El Ciudadano.

En 2017 la empresa recibió un subsidio de Nación y otro del Ministerio de Producción de Santa Fe que les permitió salir a flote. “Habíamos tocado fondo. La situación mejoró porque no podíamos estar peor. Al menos ahora tenemos trabajos aunque no alcanza para la cantidad de empleados que tenemos”, contó Quintilli.

Para garantizar la continuidad de los 14 empleados de Calzados Over, la empresa tiene que fabricar 300 pares de zapatos diarios. La expectativa para los próximos meses está en los zapatos escolares. Febrero macará la tendencia de 2018 cuando comiencen las ventas más importantes para la temporada de invierno.

Congeladas

El sector de línea blanca fue otro de los grandes afectados. Para el gerente de Recursos Humanos de Bambi, Alberto Benítez, la situación de la industria es preocupante. “Enviamos notas a la Secretaría de Comercio de la provincia y de Nación para que revean la apertura de importaciones. Trabajamos para bajar los costos de fabricación y poder hacer frente a los valores del mercado”, explicó a El Ciudadano.

La fábrica de heladeras, freezer y exhibidoras emplea a 600 personas en dos turnos de 9 horas diarias. El aumento en la tarifa de la luz impactó en los costos de la empresa que cuenta con maquinarias de alto consumo. Para hacer frente a la situación la fábrica bajó los costos operativos, administró la mano de obra, cambió los plazos de ventas y bajó las pretensiones de ganancias. Las medidas permitieron que Bambi aumente la producción y suba de 800 a 1.200 heladeras diarias.

“Tenemos un producto confiable que los clientes eligen sobre los importados desconocidos. La venta creció respecto del 2016, aunque no a los niveles pretendidos”, dijo Benítez.

“Si el gobierno no abre deliberadamente la importación y apoya a las empresas que invierten en el país vamos a mejorar el año que viene. Todo dependerá de las decisiones y si los dejan gobernar”, agregó uno de los representantes destacados de la industria blanca reunida en el final de Ovidio Lagos.

Fuente: Diario El Ciudadano