Campo del Medio se sitúa 85 kilómetros al norte de la capital provincial y se extiende a lo largo de seis kilómetros entre las localidades costeras de Helvecia y Cayastá
Por Germán Ulrich – Télam
Rostros curtidos, de criollos con sangre indígena, que se dedican a la producción de hortalizas y a la pesca artesanal en la zona rural y costera de Campo del Medio, donde inicia el norte de la provincia de Santa Fe, recibieron esta semana con una mezcla de amabilidad y timidez a las 21 personas encargadas del Censo Nacional 2022, que sin excepciones se desarrolla a la vieja usanza.
Campo del Medio se sitúa 85 kilómetros al norte de la capital provincial y se extiende a lo largo de seis kilómetros, encorsetado entre el río San Javier, del sistema Paraná, y el arroyo Saladillo, y atravesado por la ruta provincial 1, entre las localidades costeras de Helvecia y Cayastá.
De exclusiva población rural, sus habitantes esperaron a los censistas con ansia contenida, tras haber sido avisados en las recorridas previas y, con gesto reconcentrado, respondieron a la encuesta del Indec con el monosílabo correspondiente y las acotaciones que consideraban apropiadas.
Aldana, una joven estudiante de Arquitectura domiciliada en la localidad de Helvecia, llegó en la mañana de este sábado a un caserío de una cuadra de largo, ubicado a 600 metros al oeste de la ruta, y entrevistó a cada jefe de hogar mostrando pericia para entender la realidad de quienes son, en algún punto, sus vecinos.
Mario, de unos 45 años, brindó los detalles técnicos de la vivienda de material que habitan junto a su esposa y sus hijas y añadió algunas precisiones ante el enviado de la agencia Télam.
Pescador como su padre y su abuelo, se interna en las islas de martes a jueves para luego volver con la canoa cargada de bogas y sábalos, las especies más generosas en la zona, que luego venderá a acopiadores locales y, en forma más espaciada, a los llegados de Gaboto.
Como muchos en Campo del Medio, cursó un año de la escuela primaria, pero contestó con seguridad cada consulta: sangre aborigen corre por sus venas, sus hijas lo escoltaban mientras observaban todo con curiosos ojos negros, y lo escucharon decir que la bajante del río mantiene todo parado, por lo que no desdeña la changa en las quintas o en perforaciones para la instalación de bombas de agua.
El pescador no tiene cobertura de salud ni hace aportes jubilatorios, vive de lo que el río le concede, y sus ingresos familiares se completan con la Asignación Universal por Hijo, que Aldana confirma como única prestación presente en todos los hogares con chicos de la localidad.
Las viviendas de ese caserío, uno de los tres o cuatro que componen la jurisdicción, fueron construidas en los años ’90 mediante un plan gubernamental sobre terrenos donados por el dueño de las quintas circundantes. Son de material y se caracterizan por su jardín delantero con flores y el merodeo de mascotas de todo pelaje: sueltos los perros y atados los carpinchos en amable convivencia.
Aldana, que fue recibida afuera pero también invitada a pasar en algunas casas, consideró «linda la experiencia de conocer la gente que vive y sobre todo, cómo vive» en Campo del Medio y destacó «la predisposición, la ayuda que se prestan entre vecinos», con gente que «se emplea en las chacras y mujeres que por lo general son amas de casa».
Del recorrido participó Julián Romero, director de la Escuela 1405 de Helvecia y jefe del Departamento Garay en la estructura censal que coordinó en el ámbito local el Instituto Provincial de Estadística y Censos (IPEC).
Romero destacó el censo como «un acontecimiento importante» y consideró que en la zona tienen «el privilegio y la ventaja de conocernos todos».
«Uno va a censar y te esperan y te atienden. Nos comentaban que en otros lugares había cierta resistencia, pero acá hay una predisposición», valoró el docente, quien evaluó que influye «que con esta tarea se siente la presencia del Estado».
Luego, dijo que «lo bueno sería que esto sirva para generar políticas interesantes y no quedarnos con el hecho de recolectar el dato como simple estadística», y en esa línea puso como ejemplo el censo realizado en una vivienda, donde las tres personas que residen son analfabetas.
«Entonces, a partir de ese dato, ¿qué puedo hacer para superar eso? Porque no podemos quedarnos en eso, tenemos que tener una política pública de verdad», opinó, y contó que en la zona «hay estancamiento y hasta un descenso, tanto en población como en condiciones de vida» por la emigración de los jóvenes.
Las actuales estimaciones dan cuenta de que en Campo del Medio hay unos 1.000 habitantes, sobre un poco más de 20.000 en todo el departamento Garay, y pese a la relativa cercanía con la capital provincial, las condiciones de vida son diametralmente opuestas.
Se observan algunas antenas de televisión satelital y hay electrificación rural, pero el agua se extrae con bombas y no existe red cloacal, ni mucho menos servicio de internet, por lo que el censo digital no tuvo lugar allí.
Por ser sábado y por el operativo censal se observaban varias personas en la calle, a paso tranquilo, en un lugar donde no existen robos ni problemas entre vecinos. Al frente de las casas, cruzando la calle, descansan algunas canoas y pilas de leña, y el único vehículo que se observaba en todo el caserío era un viejo Citroën 3CV de color incierto.
A pocos metros de las casas comienzan las quintas, dotadas de modernos equipos de riego artificial, que en esta época proveen de maíz, berenjenas, zapallitos, lechuga y repollo, entre otros productos, a los habitantes de las localidades cercanas y también a los mercados abastecedores de las grandes ciudades.
Se escucha chamamé, que sirve como música de fondo en la calle al andar despreocupado de numerosos niños, que concurren a las dos escuelas primarias de la jurisdicción de Campo del Medio, que posee además una subcomisaría y un centro de salud, todo dependiente en el aspecto administrativo de la comuna de Helvecia, cabecera del departamento Garay, con la cual limita al norte.