Así lo informaron desde el Instituto Nacional del Agua. La disminución del caudal tiene un impacto directo en el abastecimiento de agua para consumo humano, la generación de energía y la navegación
La bajante del río Paraná permanece lejos de sus parámetros normales y lleva 291 días con niveles inferiores al límite de aguas bajas a pesar de las mejoras registradas en octubre, afirmó hoy Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA).
Y agregó que la última medición, tomada el 29 de diciembre de 2021, el hidrómetro de Paraná registró 0,22 m, y el de Rosario 0,18 m.
“La fuerte variabilidad climática regional, presente en la cuenca del Plata en los últimos quince años, se manifestó desde la segunda mitad del 2019, comenzando por la cuenca del río Paraguay. Desde entonces prevalecieron las tendencias descendentes en todos los grandes ríos de la cuenca, con una sensible disminución de los aportes de los afluentes menores”, agregó Borús.
Luego, el funcionario explicó que “esta disminución del caudal tiene un impacto directo en el abastecimiento de agua para consumo humano, la generación de energía y la navegación. Y manteniéndose el período de sequía se dificulta la reproducción y alimentación de la fauna y se condiciona fuertemente toda la logística relacionada con el mantenimiento de la vía fluvial y la logística de la navegación, además de los procesos de potabilización del agua urbana”.
La sequía actual “en casi toda la cuenca del Plata” arroja como resultado “un déficit hídrico que se fue agudizando, reduciendo la disponibilidad del recurso en todos los países de la región”.
Borús explicó que “a la sensible disminución en el aporte a los numerosos cursos fluviales de la alta cuenca se sumó una disminución gradual de las reservas en los embalses emplazados en la mitad norte de la alta cuenca del río Paraná en Brasil, situación que no se ha mejorado durante este mes de diciembre, en plena temporada de lluvias estacionales”.
Los caudales entrantes al tramo compartido del río Paraná con Paraguay sufrieron una fuerte reducción al comienzo de marzo de 2020, motivando al sistema de alerta del Instituto Nacional del Agua (INA) a realizar un seguimiento especial ante un escenario muy poco frecuente que pronto se constituyó en extraordinario.