"La película reúne la cabeza de un director que tiene una locura muy grande y el resultado es ver esa locura en pantalla", definió la actriz
En una particular apuesta al cine experimental de terror surrealista, el fotógrafo José Cicala estrena en salas «La sombra del gato», en la que se destacan Maite Lanata y el estadounidense Danny Trejo, además de Miguel Ángel Solá, Monica Antonópulos, Rita Cortese y Luis Machín.
Maite Lanata tiene una destacada performance encarnando a una adolescente inocente e hiperkinética que vive en una granja en el medio de la nada junto a su padre (Guillermo Zapata).
«La sombra del gato» tiene momentos extravagantes: bajo el aparente resguardo de ser un filme experimental de terror surrealista, el director se toma todas las licencias posibles y busca transitar ese camino deliberadamente, transformándose en un objeto extraño.
«La película reúne la cabeza de un director que tiene una locura muy grande y el resultado es ver esa locura en pantalla», definió Maite Lanata en una entrevista que Télam tuvo con el equipo detrás del filme.
La actriz señaló que «al ser una película tan particular, porque no entra en ningún género sino en algo bizarro, no sabés dónde meterla. Al tener tantas cosas, el espectador a veces no entiende todo. Por ser no tan masticada ni muy lineal, cada uno se queda con sus sensaciones».
Consultado, Cicala no esclareció esa cuestión: «La película es como de un género de la vida: podés pasar de una situación feliz a una triste. Es un terror bastante limado, al borde de lo inocente».
«Me inspiré en Sandrini y los Monty Python, que me formaron desde el absurdo y el grotesco, que también es parte de la vida porque quizá uno en algún momento está en una situación grotesca», agregó, tras mencionar a David Lynch, Federico Fellini y Stanley Kubrick como sus otros referentes.
Si bien casi todas las películas son híbridos de dos o tres géneros, suelen permanecer dentro de ese registro para no causar confusión entre los espectadores sobre qué tipo de película están viendo y lo que se está contando, algo que no pasa con esta cinta.
«Estoy haciendo lo que tenía ganas de hacer, contando lo que quiero contar y de la manera en que yo lo quiero contar. Y si no gusta o no se entiende, es problema del otro», dijo Cicala, despreocupado.
Tras justificar que la película «tiene un mundo onírico muy grande» y que «pasan un montón de cosas delirantes», Cicala resaltó que «decidió seguir su camino y darse los golpes que quiera pero sin meterse dentro de una estructura» porque «su objetivo no es que haya una cantidad determinada de gente que quiera ver la película o le guste».
La película se involucra en una maraña de géneros al incorporar tintes surrealistas, sectas, thriller, acción y un acercamiento abiertamente extravagante que busca comicidad desde lo grotesco.
«¿La explicación de qué hacía la secta en la historia? Qué sé yo. Son todas cosas desquiciadas que son imposibles de compartir y entonces no puede tener explicación ese tipo de delirio. Para mí, la película es un experimento y espero ver la reacción de la gente; jugué totalmente con esa intención», admitió Cicala.
La película busca deliberadamente ser delirante y sobre esa propuesta avanza en su trama no muy clara, que trae reminiscencias de «A Cure for Wellness» (2016), pero con recursos menos ortodoxos, como una patota de drag queens musculosos que participan en una escena inexplicable de combate tras a una coreografía.
«En Canadá y Alemania les encantó mi otra película, «Sola» (2021), y en Inglaterra le está yendo rebien. En Argentina por ahí no la entienden o no les cierra, es así. Es parte de lo que se va nivelando para abajo, lamentablemente, en todo lo que tiene que ver con lo cultural en nuestro país. Y me apena. Nuestro vocabulario está cada vez más empobrecido», consideró.
Una de las grandes apuestas de la película es la incorporación de Danny Trejo, popular por «Machete» (2010), que no desentona para nada con el espíritu de la historia y su propuesta estética, que es de lo mejor, con una dirección de arte a cargo del propio Cicala, experto en la materia.
Lanata, ganadora de un Martín Fierro en 2019, agregó que el proyecto es «completamente experimental» porque «uno lee un guion y entiende su personaje y la historia, pero acá no: Cicala dijo que recién entendió la película después de mirarla».
Además de la película en sí, la actriz contó que el rodaje fue también «muy experimental», con escenas que no estaban en el guion y que «surgieron de un momento para otro porque a alguien se le ocurrió y entonces montaban todo el set y se improvisaba».
Un ejemplo de extravagancia que se improvisó se da cuando Lanata debe escapar por un ducto de ventilación y se encuentra con una especie de bebé gigante que quiere alcanzar a los gritos su biberón con leche, rodeado por una serpiente.
«La escena del enano haciendo de bebé no estaba. Ese actor hacía de drag queen y de repente un día dijeron que estaría bueno que apareciera haciendo de bebé gigante, así que tuvieron que traer una serpiente, y era gracioso porque el actor le tenía mucho asco y se puso nervioso», contó Lanata.
En cuanto al guion que escribió junto a Cicala y Gustavo Lencina, Griselda Sánchez dijo que «había una base sobre la relación entre el padre y la hija y después los drag queens y todo el delirio que es la película lo fuimos sumando».
«Ahora que tengo experiencia, ya voy más a la estructura pero soy muy de creatividad en el momento, tengo mucha facilidad para armar mundo y lo que tiene que haber para funcionar», dijo sobre su proceso creativo.
Zapata, también productor, dijo muy descriptivamente sobre el proyecto que «todo se transforma en un fanatismo dispersado en una locura divertida que se hace fantasía; es una película fantástica que se basa en el fanatismo y las cosas que nos lleva a hacer, que no son coherentes ni conscientes».