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Lula: «Gobernar con inclusión social es romper barreras, pelearse con determinados sectores»


El exmandatario brasileño llamó a "reorganizar Sudamérica" a partir de un programa económico que promueva el crecimiento, genere empleo y distribuya el ingreso

El exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva utiliza varias veces la frase «mi misión» para referirse a las motivaciones que lo llevaron a postularse como candidato a presidente, el gran desafío de su actualidad política que también hace extensivo a «reorganizar Sudamérica» a partir de un programa económico que promueva el crecimiento, genere empleo y distribuya el ingreso.

En el caso de ganar, lo que venga no será fácil y habrá resistencias, pero, para el dos veces presidente de Brasil (2003-2010), esas complejidades acompañan siempre a las gestiones que apuestan por la inclusión: «Gobernar con inclusión social es romper barreras, pelearse con determinados sectores», subraya durante una entrevista exclusiva con Télam y la TV Pública.

Lula es consciente de que un triunfo en las elecciones de octubre de 2022 abriría un escenario nuevo para la región, aparte de asignarle el desafío de gobernar el país más grande de Sudamérica: «Los pobres no son el problema, son la solución, y tienen que estar en la economía y en el presupuesto», remarca desde uno de los salones del Hotel Savoy, en el centro porteño.

Tras participar el viernes de la multitudinaria celebración por el Día de la Democracia en la Plaza de Mayo -donde compartió escenario con el presidente Alberto Fernández; la vicepresidenta Cristina Kirchner; y el exmandatario uruguayo José Mujica- y reunirse luego con las centrales sindicales argentinas, Lula convoca también a «sacar la palabra ´desistir´» del diccionario político de la región.

«Nosotros tenemos que creer siempre, no hay que entregarse a los razonamientos de ´está difícil´ o ´no puedo hacer nada´. No podemos desistir jamás», subraya.

Télam: ¿Cuáles son sus prioridades y cuál va a ser su rol en este decisivo 2022?

-Lula: Mi papel es intentar organizar las fuerzas de izquierda y las fuerzas democráticas para el objetivo de terminar con el actual gobierno de extrema derecha. Aunque en realidad Brasil no tiene gobierno. Tengo un enorme deseo de recuperar a Brasil. Cuando yo gobernaba, era la sexta economía del mundo, crecía de manera extraordinaria, generaba muchos empleos y las personas eran felices. Y eso vale para Brasil y para América latina. Si soy candidato y gano las elecciones intentaré reorganizar a Sudamérica porque hay algo sagrado: tenemos que convencemos de que individualmente nosotros somos frágiles y débiles. Tenemos que unirnos en un programa de desarrollo, involucrando a universidades, empresarios, sindicatos, y creando instituciones multilaterales fuertes, para hacer un contrapeso a la guerra fría entre Estados Unidos y China. Debemos recuperar posibilidades y hacer diferencia como bloque. Sueño con eso.

-T: ¿Cuáles serían las bases de esa alianza para América latina y cuáles los límites?

-L: Los límites a la construcción de esa alianza es la defensa de los principios democráticos. Y la alianza se construirá en base a un programa que despierte en el pueblo trabajador la seguridad de que la economía va a crecer y que tendrá más empleo y que va a disfrutar los beneficios de ese crecimiento. Yo tengo un compromiso. Sé que es una gran responsabilidad porque si vuelvo a ser presidente debo hacer más de lo que hice y también más de lo que fue mi contribución a la integración de Sudamérica.

-T: Para los sectores progresistas, América latina es hoy una región en disputa, que presenta señales esperanzadoras. En este contexto, ¿qué políticas estructurales piensa para el largo plazo y cuáles son las coyunturales?

-L: En el comienzo de mi gobierno (por el año 2003), la gran discusión que había en América del Sur era la implementación del ALCA. Pero no era posible aceptar el ALCA porque no tenía en cuenta a los países más chicos, era casi un acuerdo netamente entre la industria brasileña con la industria norteamericana. En aquel momento, todo el flujo comercial con Argentina era de sólo 9000 millones de dólares. En el 2011 nosotros ya teníamos 39.000 millones de dólares (de flujo comercial con Argentina), o sea 30.000 millones más. Y ahora sólo tenemos 16.000 millones. Es muy poco. Es necesario que los países más grandes ayuden a los países más chicos facilitando el comercio, haciendo que las empresas puedan instalarse en los países, y producir para exportar para nosotros mismos.

-T: Una alianza electoral no es lo mismo que una coalición de gobierno. ¿Cuáles serían los ejes de esa coalición a la hora de gobernar?

-L: Yo tengo un problema. Sólo puedo volver a ser presidente de Brasil para mejorarle la vida al pueblo. Tengo que crear más empleo, terminar con la desigualdad. Ya lo hicimos una vez y podemos hacerlo de nuevo. Tengo un lema: una cosa es poco dinero en la mano de muchos, eso se llama distribución de riqueza; otra cosa es mucho dinero en la mano de pocos, se llama concentración de la riqueza. El éxito de Brasil y de la Argentina es hacer que los pobres tengan recursos para que se conviertan en trabajadores y consumidores, y cuando el pobre se convierte en consumidor, cuando puede comprar comida, ropa, un auto, y la economía avanza. Los pobres son la solución, no el problema. Tengo esa misión en mi consciencia. Mejorarle la vida del pueblo. El pobre tiene que estar en el presupuesto. Cuando el Gobierno se sienta en la mesa para elaborar el presupuesto tiene que saber cuál es la parte de los pobres. Porque si se lo deja a lo último, esperando ver lo que sobra, no va a sobrar nada. Sé que si gano las elecciones voy a tener un año para trabajar con Alberto Fernández y vamos a poder probar que seremos capaces de presentarle al mundo una propuesta de desarrollo que pueda darle dignidad a nuestros pueblos. Tenemos que crecer haciendo que el pueblo crezca. Nadie quiere que las personas permanezcan como pobres, lo que nosotros creemos es que salgan de la pobreza, se conviertan en clase media y puedan consumir lo que producen. Ese es el sueño de todos y es mi sueño.

-T: Tuvo logros en sus mandatos, pero después el establishment brasileño se unió para que no tuviese una tercera presidencia. ¿Qué cambió para que ahora sí tenga chances?

-L: La sociedad brasileña hoy en día sabe que un juez brasileño, junto a una parte del ministerio público, se unieron al Departamento de Justicia de Estados Unidos para intentar hacer una política de destrucción de aquello que era el éxito de Brasil: Petrobras. Porque habíamos descubierto la mayor reserva de petróleo del siglo XXI y habíamos decidido que el petróleo era del pueblo brasileño. Pero las petroleras del mundo no lo aceptaron nunca. Otro objetivo fue nuestra industria empresarial de ingeniería, que estaba ocupando un espacio extraordinario en todos los continentes. Cuando yo gobernaba, Brasil tenía una industria naviera que tenía 3000 trabajadores y pasó a tener 82.000 trabajadores y se destruyó, para comprarles barcos a China, a Corea, a Singapur. El PBI industrial de Brasil era del 30%, hoy en día es de sólo el 11%. Como Argentina, Brasil también está desindustrializándose, y cualquier acuerdo con la Unión Europea va a ser posible si los europeos reconocen que Argentina, que Brasil, que Bolivia, que Uruguay, que Paraguay, que todos estos países tienen el derecho de industrializarse para poner más valor agregado a lo que producen.

-T: En la CGT, usted contó que sólo tres diputados en Brasil representan al Movimiento Sin Tierra mientras 300 legisladores a los empresarios rurales. ¿Cómo se logra que la representación social se convierta en representación política?

-L: Para tener un gobierno progresista es necesario que le digamos al pueblo de manera sistemática que es necesario que el voto sea más o menos combinado. Entonces, si vos votás un Presidente de la República y creés en ese Presidente, tenés que votar en el Congreso que piense más o menos de la misma manera, porque si no las ganas del Presidente no solucionan el problema.

.T: ¿Cómo se sintió en la Plaza de Mayo y cómo se sintió en la visita a la CGT?

-L: Hay algo que yo quería decir es que es necesario sacar la palabra «desistir» de nuestro diccionario. No podemos desistir jamás. Nosotros tenemos que creer siempre. El ser humano tiene que volver a creer que puede hacer las cosas. El Gobierno debe levantarse pensando «puedo hacer las cosas». No tenés que entregarte a los razonamientos «ah, está difícil, no puedo hacer nada». Así es mejor ni levantarse de la cama. Yo eso lo aprendí mucho con mi madre. Jamás desistió. Y en la Plaza de Mayo sentí una alegría inmensa porque hacía mucho tiempo que no hacía una actividad en una plaza pública. Visitar la Casa Rosada fue mi primera aparición pública y fue realmente muy impresionante. Me vuelvo a Brasil con la seguridad de que vamos a encontrarnos Brasil y Argentina. Ambos países merecen crecer y, para eso, deben estar juntos. Cuando Brasil y Argentina se encuentran, ayudamos a Sudamérica y a América Latina.

(Por Bernarda Llorente – Télam)