Por Enrique Genovar
Qué más se puede decir de Marco Ruben. Cuando los adjetivos son insuficientes habla a las claras del sujeto. Este futbolista sigue siendo tan voraz como aquel que apareció en el último lustro de la década del 2.000. Para un goleador nunca es suficiente y seguramente pronto cometerá su objetivo individual de convertirse en el goleador histórico del club en la era profesional. Pero más allá de su hambre el delantero de Central se brinda para el equipo y pone toda su jerarquía a favor de sus compañeros y del club.
Central ganó un partido que en la previa era bravísimo. Lo ganó porque lo tiene a él, el 9 de oro, como su gran emblema.
Pero Marco no estuvo solo. Es que ante Colón contó con muchos de sus compañeros en un alto nivel. Un encuentro que el equipo del Kily lo comenzó a ganar casi desde el vestuario y en el que nunca el resultado estuvo en riesgo.
El Canalla volvió a jugar con su once ideal, con un Emiliano Vecchio que se volvió a calzar el buzo de director de orquesta. El diez cuando está bien no tiene fallas, un jugador que demuestra su nivel partido tras partido y no se cansa de jugar y hacer jugar a sus compañeros.
Central quedó a un paso de la clasificación a la Sudamericana. Claro que esto recién se sabrá sobre el final del torneo, pero tras el triunfazo en Santa Fe quedó en una posición poco imaginable hace un par de semanas atrás.
El Kily volvió a tener el respaldo de sus futbolistas adentro del campo, el más importante de los respaldos. La continuidad del entrenador después de diciembre parece ser una cuestión de días para la confirmación.
Central le ganó al campeón del torneo pasado y el domingo enfrentará al flamante campeón. Sin dudas será todo un desafío lo que le viene por delante de cara a saber si el año que viene volverá a jugar la Copa Sudamericana o no.