Dirigido a familias con niños entre 2 y 6 años, la iniciativa internacional llegó a la ciudad en este 2021 con el objetivo de transformar la realidad desde la enseñanza. CLG habló con Magalí, coordinadora del grupo de la Kehilá
Por Gonzalo Santamaría
Hace más de 50 años la comunidad judía de todo el mundo lleva adelante un proyecto de educación no formal dedicado a niños y familias con objetivos principales como el mejoramiento de los resultados escolares de niños de hogares en situaciones vulnerables, fortalecer el vínculo padres-hijos y el rol de los padres como educadores. Y este 2021 llegó a Rosario con trabajos en el barrio Villa Banana. El programa, que tiene gestiones en 15 países de todo el mundo, lleva el nombre de «Hippy, aprendiendo en casa». Su sigla inicial significa «Home Instruction Program for Parents of Preschool Youngsters (Programa de instrucción en el hogar para padres de niños en edad preescolar)» y justamente, en tiempos donde el coronavirus fue noticia, tomó especial fuerza y tras los primeros acercamientos con la ciudadanía se pueden ver los primeros resultados.
CLG habló con Magalí Brodsky, psicóloga y coordinadora del Programa Hippy en Rosario, y con Javier Indelman, presidente Asociación Israelita de Beneficencia – Kehilá Rosario, quienes dieron detalles de todo el entramado y el trabajo que hay detrás de cada acción.
Si bien el programa Hippy a nivel mundial está en la órbita de la Asociación Mutual Israelita de Argentina (Amia), en Rosario la Kehilá ayuda al grupo de mujeres profesionales que dio el puntapié para transformar la realidad de los barrios de la ciudad. Entre ese grupo de mujeres está Magalí Brodsky, que en sus primeras palabras resumió el origen de la iniciativa: «Surgió en la década del 60 como respuesta del problema de alfabetización de los niños en la comunidad».
En Argentina llegó gracias a Amia y ya varias ciudades se vieron involucradas, a Rosario puntualmente arribó por medio de este grupo de mujeres abogadas, contadoras y psicólogas que encabeza Magalí: «Teníamos la intención de implicarnos socialmente de alguna manera y poder hacer algo más allá de la comunidad judía».
Brodsky contó que ellas se comunicaron con Amia y a partir de allí llegó la articulación con la Kehilá, que luego de varios años de formación pudieron llevar el trabajo al campo en la Asociación Siembra y Cosecha del barrio Villa Banana. «Ellos tienen un montón de programas y una fuerte impronta educativa, por eso los elegimos y además porque no había ningún programa que abarque a la población Hippy, es decir, a familias con niños entre 2 y 6 años», reveló la psicóloga.
«Nosotros apuntamos a familias que tengan a niños entre 2 y 6 años, ya que el trabajo en realidad se hace con los mayores, sean madres, padres o abuelos», se refirió la mujer y contó que las reuniones semanales que se llevan a cabo están dirigidas por las tutoras de Siembra y Cosecha «porque la idea es que sean personas del barrio».
El programa dura 30 semanas y en el transcurso se entregan cuadernillos con actividades de acuerdo a la edad del niño, con el objetivo de estimular el desarrollo del niño en la comunicación, la motricidad, el estímulo, la expresión oral y gestual, artes y hasta matemáticas. También se ofrecen libros de cuento y material de librería. Hippy en Rosario comenzó con 30 familias de niños entre 2 y 4 años porque «justamente la idea es que vayan avanzando hasta llegar a los 6 años, que es la última edad que abordamos», remarcó Brodsky.
«La idea es hacer un acompañamiento sostenido en el tiempo para las familias, porque el objetivo es que los padres se posiciones como primeros educadores de los niños», sentenció la profesional.
Magalí llegó a Villa Banana junto al Hippy y vio la gran receptividad de las familias. Si bien las primeras semanas era complejo la organización, con el correr de los encuentros se encontró un buen ritmo de trabajo y las familias del oeste rosarino recibieron bien el programa: «Muchas veces los padres no sabían que sus hijos sabían ciertas cosas, se sorprenden de ellos mismos, de su referencia como padres, su posición como educadores y como pueden ayudar a sus niños en el desarrollo».
Además remarcó que los propios padres se sorprenden de los conocimientos que adquirieron en los primeros 4 meses del proyecto. «Queremos afianzar los lazos entre padres y hijos», finalizó la psicóloga ante CLG.
Este proyecto Hippy en Rosario tuvo muchos años de gestión previa con capacitaciones de parte de Amia. «Hace más de tres años que se está trabajando, lo que hoy se ve es la punta del iceberg», aseguró Javier Indelman, presidente Asociación Israelita de Beneficencia – Kehilá Rosario. «Lo que hay atrás es pensar, capacitar, motivar, encontrar los socios para que esto funcione y garantizar la sustentabilidad en el tiempo, porque empezar algo y a los 6 meses abandonar a las familias sería poco serio», agregó.
Para Indelman, el proyecto Hippy en Rosario resume el propósito fundacional de la Asociación Israelita de Beneficencia: «Acompañar a las familias que tengan algún tipo de necesidad en cualquiera de los ámbitos». Sustentó sus palabras trayendo dos palabras en hebreo como «Tzedaká y tzedek«: «En hebreo la palabra solidaridad se dice Tzedaká la palabra justicia, tzedek; es decir que para el judaismo la solidaridad y la justicia tienen una misma raíz, o sea que van de la mano».
«En ese escenario siempre estamos pensando proyectos que mejoren la calidad de vida de la gente, sea socia de la colectividad o no», puntualizó Indelman.
Con esa base, el grupo de mujeres solicitó las gestiones de la Kehilá y «obviamente fue bien recibido y desde el día uno se comenzó a trabajar en articular todas las partes para que sea exitoso», recordó Javier y entendió que las aristas tienen que ver con la capacitación, los recursos económicos, el apoyo y el despliegue en el territorio.
«Justamente se llegó a Siembra y Cosecha porque a nosotros nos interesa mejorar la calidad de vida de una familia y para eso necesitamos que sea un proyecto de interés para el barrio», añadió Indelman y argumentó que se eligió esta asociación para «generar confianza en cada vecino» porque «si el proyecto va solo no es lo mismo».
Si bien la Kehilá salió a los barrios de forma contundente con el proyecto Hippy, el presidente de la Asociación fue claro con el andar de la institución: «Mantenemos la vida judía en Rosario y logramos la integración a la comunidad rosarina, es parte de nuestra visión también».
En este sentido, contó que existen espacios de juventudes o Coworkins en Rosario abiertos para toda la población o campañas solidarias como la que se realizó a mediados de 2021 donde se entregaron donaciones para inmigrantes venezolanos que llegaron a la ciudad.
Por último se refirió a la posibilidad de que Hippy llegue a otras asociaciones y barrios de Rosario y reveló que «ya hubo contactos para ampliarlo» pero deslizó que si bien «somos los primeros que queremos ampliarlo, no podemos generar más expectativas que no podamos cumplir en el tiempo. Entonces vamos paso a paso, sabiendo que los podemos ejecutar».