Por José Odisio
Por José Odisio
A Fernando Gamboa nadie debe contarle qué es un clásico rosarino. No necesita ver videos o escuchar lo que le cuentan. El Negro lo vivió como jugador y también como entrenador, e incluso dirigió en la última victoria leprosa en el Parque. Y eso para Newell’s es una buena noticia. No garantiza triunfo, pero permite pensar que el equipo saldrá a jugar sabiendo que hay mucho en juego; como cada vez que enfrenta a Central.
«Si hay que trabar con la cabeza, se traba con la cabeza». La frase podría estar en oferta en una fábrica de humo futbolera, pero en este caso nadie duda que Gamboa lo sienta de manera genuina. Alguna vez el Negro escuchó a Bielsa decir que entregaría un dedo de la mano por ganar un clásico, así que nada le parecerá exagerado a la hora de valorar el partido.
Lo anímico está. En ese punto Gamboa no tiene objeciones externas. Y entonces, las miradas pasan a lo táctico. Y ahí el Negro debe rendir un examen más exigente, donde las garantías previas no son las mismas.
Ya tomó decisiones. Pablo Pérez por Cacciabue, para tener más la pelota resignando despliegue físico; Comba por Giani, para buscar más explosión y verticalidad arriba (y explotar la espalda del tres canalla). Y la otra apuesta es mantener a Sforza, quien no parece cómodo jugando de Julián Fernández. Tener la pelota, presionar la salida rival, ser protagonista, son premisas claras. Y tomar riesgos, un punto que será clave teniendo en cuenta el temor que a veces presenta perder en un clásico.
Gamboa sabe de que se trata un clásico. Conoce el valor de ganarlo, desde lo emocional y deportivo. Y entiende que perder no tendrá revancha al partido siguiente. Y eso es importante para Newell’s, aunque parezca poco.