Según los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA), continuará descendiendo y alcanzará los -56 centímetros a fines de agosto, con posibilidades de bajar hasta los -65
El río Paraná creció este viernes y los últimos días en diferentes ciudades de la provincia de Entre Ríos, aunque continúa lejos de sus niveles normales y de la marca de aguas bajas, y se estima que volverá a descender su altura al menos hasta octubre próximo.
La bajante extraordinaria, que se espera que se acerque a la peor situación hídrica detectada desde 1944, viene afectando la vida ambiental, económica, productiva y social de ciudades a la vera del agua en Entre Ríos.
Las alturas actuales ya superaron las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.
Ese año, el río marcó -1,40 (debajo del nivel del mar) metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
En Paraná, el río creció cinco centímetros las últimas 48 horas y se mantiene con -41 centímetros, lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en agosto (2,76 metros).
Según los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA), continuará descendiendo y alcanzará los -56 centímetros a fines de agosto, con posibilidades de bajar hasta los -65.
En La Paz, el río Paraná creció seis centímetros hasta los 24, pero sigue muy por debajo de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 3,69 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020.
Allí, el INA espera que la altura permanezca «con oscilaciones, aumentando levemente en principio, y luego disminuyendo» hasta un centímetro a fines de agosto, pero que podría llegar a los -30 centímetros.
En tanto, en Victoria se mantiene estacionado en 1,03 metros, pero lejos de los 2,60 metros de aguas bajas y 2,61 metros menor al promedio de agosto, por lo que el INA prevé un promedio de 90 centímetros en septiembre y de 84 en octubre.
El puerto de Diamante registró un descenso de cinco centímetros y llegó a -15, muy lejos de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y 3,88 menos que el promedio para este mes.
En ese sentido, el INA mejoró sus pronósticos y espera que el río llegue a un promedio de -0,34 metros de altura en septiembre y de -0,54 metros en octubre.
Al respecto, el secretario de Agricultura y Ganadería de Entre Ríos, Lucio Amavet, afirmó a Télam que la bajante «impactó fuertemente en acopiadores, fileteadores, transportistas y más de 3.000 familias de pescadores», lo que llevó a que registrara «el cupo de exportación más bajo de los últimos 15 años».
En Entre Ríos «se está extrayendo el 25% de lo que se pescaba hace dos años», agregó el gobernador, Gustavo Bordet.
«Es una situación que nos preocupa mucho», aseguró el mandatario provincial y destacó el trabajo con el Gobierno nacional sobre la situación del «recurso ictícola, obras de captación de agua potable, consolidación de barrancas y combate contra el fuego en las islas».
Bordet dijo que «se han secado humedales y lagunas donde están los peces, principal eslabón de la cadena» ictícola, y que «es algo histórico, que cuando uno lo ve desde el aire es aún más preocupante».
El INA apuntó que prevalece una «tendencia descendente» que «continuará predominando en los próximos tres meses», y pidió «especialmente» mantener «la captación de agua fluvial para consumo urbano».