La vuelta de la foto del Rey al Ayuntamiento de Barcelona culmina una polémica de seis años que comenzó con la retirada de la efigie del antiguo monarca, Juan Carlos I, en 2015
El Ayuntamiento de Barcelona se vio obligado este viernes a colgar una fotografía del rey Felipe VI en su salón de plenos por orden del Tribunal Supremo de España, después de haber retirado los símbolos de la Monarquía en 2015.
«Ha aparecido la imagen del monarca a raíz de una sentencia que obliga a todos los ayuntamientos a que esta imagen esté en los plenos municipales», explicó la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, al inicio de la sesión plenaria de hoy.
El Gobierno de Colau ya había anunciado que acataría el fallo del Tribunal Supremo si así lo recomendaban los servicios jurídicos del ayuntamiento.
«Dijimos que seguiríamos las indicaciones de los servicios jurídicos, y con esto insisto que más allá de las ideas personales nunca comprometeremos a la institución y los trabajadores públicos del Ayuntamiento», justificó la alcaldesa.
La vuelta de la foto del Rey al Ayuntamiento de Barcelona culmina una polémica de seis años que comenzó con la retirada de la efigie del antiguo monarca, Juan Carlos I, cuando Colau llegó al gobierno en 2015.
El Gobierno municipal retiró el símbolo argumentando que, tras su abdicación en 2014, Juan Carlos ya no era el jefe del Estado en España, figura que según el reglamento debe estar «en un lugar preferente del salón de sesiones» de los ayuntamientos.
Las autoridades no sustituyeron la imagen por una del nuevo rey, su hijo Felipe, y la cuestión se convirtió en objeto de división entre las fuerzas políticas que componen el Consejo Plenario.
Para esquivar el reglamento, el Ejecutivo municipal aprobó un nuevo artículo que este mes de julio, tras un recorrido judicial de varios años, fue anulado definitivamente por el Tribunal Supremo.
Colau insistió durante la sesión plenaria que el cambio de simbología se debe al «imperativo legal» y se mostró «orgullosa» de haber retirado el busto del rey emérito, que afirmó «nunca volverá aquí porque no debería haber presidido este Consejo».
«Es un rey emérito que además es un corrupto confeso y fugado a una dictadura árabe», apostilló la alcaldesa.
La foto del actual rey, aproximadamente del tamaño DIN A4, se colocó en una pared lateral de la sala de acuerdo con las indicaciones de la dirección de patrimonio del Ayuntamiento.
Tras haber acatado la resolución judicial, Colau invitó a los defensores de la Monarquía a «reflexionar sobre qué quiere decir que esta imagen se tenga que poner por imperativo legal».
La alcaldesa de Barcelona se presentó al pleno con una mascarilla de los tres colores de la bandera republicana española, un gesto que atribuyó a las recientes declaraciones de un exministro del Partido Popular responsabilizando a la República por la Guerra Civil.
«Son declaraciones gravísimas, una ofensa para los miles de asesinados y sus familias. Es importante marcar líneas rojas y no permitir la banalización del fascismo, y por eso con firmeza democrática llevo esta bandera republicana», zanjó Colau.