La subasta de un objeto único en México y que pretendía recaudar dinero para los damnificados por los sismos del pasado septiembre puede convertirse en un resbalón internacional.
La casa de subastas mexicana Morton vendió la semana pasada la cola de un imponente dinosaurio proveniente de Marruecos por 1.800.000 pesos (unos 96.000 dólares). Además de la exclusividad de la pieza, parte de la venta se destinaría a un proyecto de la Fundación BBVA Bancomer para reconstruir escuelas dañadas por los terremotos. Aquella noche la venta fue celebrada como un éxito, «la primera subasta de una cola de dinosaurio en México».
Sin embargo, menos de una semana después, las autoridades marroquíes han puesto en duda la autenticidad del fósil. Además, han asegurado que aunque se tratara de una pieza originaria de Marruecos no pudo haber salido del país legalmente: «La Dirección de Geología [de Marruecos] no dio ningún aviso favorable para la exportación de especímenes considerados de valor patrimonial, especialmente las vértebras fósiles», afirma el ministerio de Energía y Minas en un comunicado.
Antes de la subasta la cola de dinosaurio pertenecía a una galería experta en fósiles y minerales llamada Pietra Gallery. El lujoso catálogo en que Morton anunciaba el lote especial contenía un breve resumen del objeto prehistórico: el saurópodo era un Atlasaurus, tiene unos 165 millones de años, es de la familia del Brachiosaurus y el primer ejemplar fue encontrado cerca del Atlas en Marruecos.
Las autoridades del país magrebí destacan, sin embargo, que «oficialmente no ha habido excavaciones en la región del Atlas desde hace décadas», tal y como hacía referencia la casa de subastas. Además, dicen que nunca se descubrió una cola completa de saurópodo en Marruecos. Por esto, afirman los marroquíes, aunque fuese originaria del país norteafricano, como asegura Morton, la pieza subastada se ha debido recomponer a partir de distintas vértebras encontradas por separado, sin proceder de la misma especie.
El dinousaurio al que le pertenecía la cola era un verdadero coloso, de hasta 18 metros de largo, nueve metros de altura y más de 22 toneladas de peso. De acuerdo con información publicada por la casa de subastas antes de la venta, fueron necesarios entre 200 y 300 horas de trabajo de paleontólogos marroquíes para limpiar el segmento del animal prehistórico, que luego fue ensamblado —»conservando su forma original»— en Estados Unidos.
Vinos, canapé y una cola de dinosaurio
La cola de dinosaurio que ha originado la controversia tiene cuatro metros de largo y 180 kilogramos. Fue el último objeto ofertado el pasado martes 16, en una noche en que, servidos de vino y canapé, los clientes de Morton que acudieron a la subasta compraron decenas antigüedades mexicanas: pinturas, mobiliario, medallas militares.
Quienes esperaban una aguerrida disputa por el fósil han vivido todo un anticlímax: la pieza fue arrematada por el precio de salida — 1.800.000 pesos, número que Morton afirmaba estar «muy por debajo de su valor»— y la puja se encerró en menos de un minuto. La identidad del comprador no fue revelada.
Los organizadores han informado que, derivado de la subasta de esta pieza, se destinarían 400.000 pesos (21 mil dólares) para la reconstrucción de las escuelas afectadas por el temblor.
Tras que se publicaran las declaraciones del Gobierno marroquí, el gerente de Consignación de Morton, Eduardo López Morton, ha afirmado que todavía no han tenido ningún contacto con la embajada de Marruecos en México o con cualquier otro organismo oficial. De acuerdo con él, antes de la venta la galería propietaria del fósil (Pietra Gallery) presentó la ficha técnica y la documentación de importación de la pieza y la casa de subastas trabaja en estos casos apenas como un intermediador. «En caso de que se nos comuniquen de forma oficial estamos abiertos a dialogar con todas las instancias y a ayudar de la mejor manera posible», ha dicho.
La embajada de Marruecos en México y la Fundación BBVA Bancomer declinaron a realizar cualquier comentario sobre el tema. Pietra Gallery no ha contestado a las preguntas enviadas por EL PAÍS.
FUENTE: EL PAÍS