Hoy se cumplen 80 años del nacimiento del cantautor estadounidense Harry Nilsson, uno de los más prolíficos letristas del pop, el folk y el rock de las décadas del 60 y 70 en su país que trascendió como una curiosa y relevante figura del ambiente musical de la época gracias a sus aportes artísticos, que lo transformaron en un faro para el movimiento indie que lo sucedería.
Fallecido en 1994 a los 52 años producto de un ataque cardíaco que se sumó a su ya debilitado estado de salud, Nilsson, a veces calificado como el «Beatle estadounidense» no solo por su estilo sino por su conocida amistad con John Lennon y Ringo Starr, dejó un enorme legado muchas veces inadvertido por su perfil intimista y su poca afición por realizar grandes espectáculos o giras.
«Without You», «Coconut», «Everybody’s Talkin'» y «One» son algunas de las canciones que se volvieron hits en las listas y que lo llevaron a obtener un interesante éxito comercial luego de iniciar su trayectoria en con el álbum «Spotlight on Nilsson», editado en 1966 por el sello discográfico Tower, más tarde conocido como Tower Records.
Además, como consecuencia de algunos de esos trabajos la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación le otorgó dos premios Grammy en 1970 y 1973 a Mejor interpretación vocal contemporánea masculina y a Mejor interpretación vocal pop masculina, respectivamente.
Pero su buen -aunque quizás veloz- recorrido como solista, en el que lanzó dos aclamadas obras como «Nilsson Schmilsson» (1971) y «Son of Schmilsson» (1972), no fue todo, ya que su figura pasaría a la historia por su experimentación sonora y con la grabación en un momento que lo tuvo como protagonista de la transición entre la ostentosa psicodelia de los 60 y la tendencia más personal a la que se volcó la música popular en la década siguiente.
En ese sentido, el cantautor fue uno de los pioneros en utilizar el recurso de superposición de pistas de audio, lo que le permitía en sus trabajos «rellenar» el espacio y acompañar su forma de cantar, caracterizada por armonías compactas, para producir un sonido muy propio y que dio el ejemplo a cientos de artistas que le siguieron.
También parte de su adelantada visión se vio plasmada cuando grabó en 1967 «You Can’t Do That», la primera canción de estilo «mashup» -que combina dos o más piezas como en una suerte de collage-, y fue el creador de uno de los primeros álbumes de remixes de la historia con «Aerial Pandemonium Ballet», en 1971.
En tanto, su entonces creciente fama y su personalidad desenfrenada en los círculos del under de Los Ángeles lo llevó a conocer a John Lennon y a Ringo Starr, que en 1968 junto a Paul McCartney y George Harrison lo habían señalado como «su artista favorito de Estados Unidos».
Pronto formó una amistad con Lennon, con quien produjo el disco colaborativo «Pussy Cats» en 1974 y grabó el corte «Old Dirt Road», que el ex Beatle incluyó en su cuarto trabajo solista, «Walls and Bridges», lanzado en 1974.
La dupla también fue parte del club conocido como «Hollywood Vampires», una polémica banda de personas unidas por su afición al alcohol y a desatar embriagados accidentes que ocuparon varias páginas de periódicos de la época.
Tras el asesinato de Lennon en 1980 en manos de Mark David Chapman, Nilsson se alejó de la música para transformarse en un activista por el control de armas en Estados Unidos, y participó activamente en la Coalición para Detener la Violencia Armada, organizando grandes reuniones y charlas sobre el tema.
Más tarde, a fines de los 80 y principios de los 90 volvió a los estudios, y en 1994, tras sufrir un año antes un ataque al corazón, decidió producir un disco de grandes éxitos de su carrera.
Luego de completar la grabación de las voces para ese álbum, durante la noche del 15 de junio murió tras una descompensación cardíaca fatal en su casa en Agoura Hills, en California, sin poder ver el resultado de su último trabajo: «Losst and Founnd», que sería editado recién en 2019 por Omnivore Recordings.