Las abejas garantizan la polinización de más del 80 % de los cultivos y plantas silvestres en el continente
El papel estratégico de las abejas en la agricultura y la protección de la biodiversidad ha llevado a la UE a buscar iniciativas para preservar y proteger la contribución de las abejas con vistas a un modelo medioambiental sostenible, tal y como promueve su estrategia «De la Granja a la Mesa».
Éstas garantizan la polinización de más del 80 % de los cultivos y plantas silvestres en el continente, además de la miel y los productos derivados de la apicultura. Productos como el polen, el propóleo, la jalea real y la cera de abeja. Se calcula que su contribución a la agricultura europea supone, al menos, 22 000 millones de euros al año.
Según informó Euronews, la Unión Europea financia programas apícolas específicos por valor de 40 millones de euros al año. La contribución de la UE a los programas apícolas corresponde al 50 % de los gastos sufragados por los Estados miembros.
Un apicultor de Iasi, Rumanía, que dirige una pequeña empresa familiar que produce unas 400 toneladas de miel al año, contó su experiencia. Para él, cuidar de las abejas significa también cuidar del medio ambiente, ya que muchos polinizadores silvestres están amenazados por varios factores, como: la agricultura intensiva, los pesticidas, la contaminación y el cambio climático.
«Para nosotros, la principal prioridad es tener abejas sanas para conseguir una buena producción. Necesitamos que nuestras colmenas estén en perfecto estado de salud. Por eso, aunque trabajemos en un sistema de apicultura convencional, solamente utilizamos tratamientos ecológicos y aprobados por la industria del sector», declara Cristinel Mihaita, productor de miel y gerente de la empresa Apicris Natura.
La empresa local es un pilar para la economía rural, ya que recoge la miel de decenas de apicultores locales y la exporta a países de Europa, de Oriente Medio y de Asia. La miel rumana es una de las más populares de Europa debido a la enorme variedad, en el país, de flores que producen polen.
El enfoque sostenible, en este caso, está relacionado con la especial atención a las normas de calidad. Las muestras de miel son analizadas y certificadas, no solamente por laboratorios rumanos, sino también por una entidad especializada con sede en Alemania. Una opción que pretende garantizar el máximo nivel de calidad para los consumidores.
«Las principales características de nuestra miel, incluidas en nuestras normas de calidad, son: la ausencia de antibióticos, la ausencia de falsificaciones, un índice de humedad adecuado y el uso de pesticidas ecológicos. Según la legislación, estamos obligados a conservar todas las muestras durante un periodo de dos años y, por supuesto, cumplimos con la ley. Por tanto, la trazabilidad es del 100 %», afirma Andra Nichitean, directora general del Grupo Rom Honey.
Otro aspecto innovador, lanzado por la empresa, es la asociación con el ICECHIM, uno de los institutos de investigación más importantes de Rumanía.
Desde la antigüedad, se sabe que la miel tiene propiedades antimicrobianas y que ayuda a curar las heridas.
Centrándose en sus cualidades terapéuticas, los investigadores, están desarrollando nuevas aplicaciones en el campo médico, basadas en diferentes tipos de miel, en asociación con plantas naturales.
La interacción constructiva entre las abejas, el medio ambiente y la producción de miel se resume en una práctica tradicional llamada «trashumancia de las abejas». Consiste en trasladar las colmenas a una especie de ‘paraíso del polen’, cercano a los campos de flores y bosques, durante la temporada de floración. Eso permite un impacto positivo en la calidad de la miel y en la polinización. Una opción en la que todos ganan con respecto al futuro del medio ambiente y de la agricultura.