El balojate en Perú es un hecho y la veda electoral corre desde el viernes, ahora se disputará voto a voto la presidencia de una nación dañada políticamente en los últimos años
Este domingo Perú define el balotaje presidencial entre Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular). La izquierda representada en el primero y la derecha en la segunda. El país incaico llegó a esta polaridad luego de años de crisis presidenciales donde en 3 años pasaron cuatro presidentes y luego de una primera vuelta del 11 de abril donde hubo 18 candidatos. Es por eso que, ante la gran cantidad de postulantes, quienes definen buscan ser gobierno tras arribar a esta instancia con poco más del 32% sumando ambos porcentajes. En este contexto, Perú buscará salir de vaivenes políticos que hicieron pender de un hilo la estabilidad del país.
Castillo recogió el 18,9% de los votos, mientras que Fujimori logró el 13,4%. El candidato de la izquierda dominó el interior del país y la derechista se alzó con Lima y gran parte del norte peruano. De todas formas, los electores confrontan sus bajas expectativas en el próximo mandatario.
Con ciudades a lo largo del país empapeladas de propaganda política, el maestro de escuela rural y la hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori cerraron sus campañas el jueves en Lima con aglomeraciones con cientos de seguidores amontonados, mientras que la pandemia no da tregua a Perú.
Keiko Fujimori, de 46 años, defiende la continuidad del modelo neoliberal que instauró su padre en la década del 90, mientras Castillo, de 51, aboga por un activo papel del Estado en la economía.
Con este panorama, CLG se adentró en los comicios peruanos y dialogó con Omar Jordan, periodista en Lima que manifestó la «ansiedad» del pueblo por saber quién tomará el mando de la Casa de Pizarro en Lima.
Jordan explicó las semanas previas a este domingo. Primero, con las encuestas que marcaban un leve favoritismo por Pedro Castillo, pero en los últimos días algunos sondeos mostraban a Keiko Fujimori como la ganadora. «El panorama está centrado en ver quién raspa la olla para obtener la victoria del día domingo», sentenció.
Los boca de urna tendrán sus primeros porcentajes cerca de las 19 (21 hora argentina) y el Ente Electoral de Perú adelantará sus resultados cerca de las 23.30 (1.30 del lunes en Argentina). Recién el lunes por la tarde o martes por la mañana, manifestó Jordan, se sabrá el definitivo ganador que a fines de junio comenzará la transición con el presidente Francisco Sagasti.
«Hay gente que no quiere ni a Pedro Castillo ni a Keiko Fujimori y ese sector de indecisos, que definitivamente bajó en los últimos días, aún no se sabe a dónde va a apostar y la incógnita sigue latente«, contempló el peruano, quien además remarcó que la ausencia en la primera vuelta fue de 2.5 millones de peruanos y analizó brevemente a los dos candidatos.
En primera instancia se encargó de la candidata de Fuerza Popular y explicó que luego de las generales «acercó posiciones con otros grupos» como Rafael López Aliga y Hernando De Soto (quienes se ubicaron 3º y 4º, respectivamente, en la primera vuelta). Esta coalición se muestra distanciado del pensamiento socialista que propone Perú Libre y «vinculan a Castillo con Hugo Chávez al advertir que una victoria del socialista generaría perpetuidad luego del mandato cumplido».
Otro de los puntos que favorece a Keiko está relacionado con la conducción del partido Perú Libre, ya que se discute quién manejará el gobierno en caso de ganar. «Si bien Castillo es el referente, fue fundada por el ex presidente regional de Junín, Vladimir Cerrón, que fue condenado por corrupción«, explicó Jordan y agregó que también se encuentran diferencias entre estos dos líderes.
El mismo liderazgo que se discute en uno, también lo tiene el otro. «Fujimori no gobernaría sola sino con las fuerzas que la están apoyando y primero tiene que mejorar el aspecto económico y político que pregona. Otra de las dificultades será reivindicar, o no, el nombre de su padre, también condenado por delitos de lesa humanidad». Alberto Fujimori fue presidente de Perú de 1990 hasta 2000 y renunció en medio del caos político y social de principios de siglo, entre 2007 y 2020 recibió más de 50 años de prisión por delitos de lesa humanidad y corrupción.
Por su parte, Castillo adelantó grandes modificaciones y una parte del electorado duda sobre el futuro de Perú. Aquí detalló Jordan aparece un «fantasma» conocido en Argentina: «La gente no quiere terminar como Venezuela«. En este contexto, en las últimas semanas se vio un alza del dólar, el combustible y productos de primera necesidad por, como lo llamó el periodista, «el fenómeno Castillo«. En este marco, el candidato de Perú Libre aseguró que, en caso de ganar, «sólo estará en el cargo los cinco años que la Constitución le otorga».
De todas formas, el candidato izquierdista recibió el apoyo de Verónica Mendoza y «está rescatando políticos del partido» para concretar apoyo.
Entrando en las promesas, la urgencia del Perú pasa por la emergencia sanitaria ya que sus cifras ante el coronavirus no son para nada buenas: casi 2 millones de contagiados y más de 180 mil muertos hacen de los discursos electorales una batalla sanitaria.
Jordan contó que Keiko Fukimori prometió un bono para «quienes hayan perdido familiares por Covid-19 y plantas de producción de oxígeno«. En la vereda de enfrente, Pedro Castillo ofreció «más vacunas, reforzar el sistema de salud y promover las plantas de oxígeno».
El cronista incaico resumió brevemente la actualidad de Perú y dijo que el próximo presidente se encontrará con «una sociedad dividida, que políticamente está equilibrada, pero un país que está tratando de salir de la crisis sanitaria».
«La gente no está tan preocupada sólo por el tema económico, ya que esperan que alguno de los dos candidatos logren sacar a Perú de la crisis, sino que por lo sanitario, donde faltan plantas de oxígeno, son escasas las camas UTI y la vacunación, que recién está cerca de 4 millones de vacunados sobre más de 30 millones de la población total, es lenta«, aseguró Omar Jordan.
Pero en una nación donde el líder es más importante que la ideología, no se trata de una mera disputa entre la derecha y la izquierda, sino también entre la capital y las provincias, y entre el statu quo y el cambio.