Se exhiben cascos de soldados armenios muertos durante la guerra de septiembre pasado
Armenia acusó hoy a Azerbaiyán de odio racial y «política genocida» a raíz de una exposición de trofeos de guerra en su capital, Bakú, en la que se exhiben cascos de soldados armenios muertos durante la guerra de septiembre pasado en el enclave separatista de Nagorno Karabaj.
El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, visitó ayer el «Parque de los trofeos» que será inaugurado próximamente en Bakú para mostrar a la población artefactos, equipos y armamento de los armenios que fueron incautados o destruidos durante la guerra en el otoño de 2020.
La exposición incluye centenares de cascos que pertenecieron a soldados armenios -ante los que posó Aliyev- y unos maniquíes de cera que representan, con un estilo caricaturesco, a los militares de Armenia, informó la agencia de noticias AFP.
La apertura del parque es «una prueba del odio hacia los armenios y de la política genocida azerbaiyana», denunció el mediador armenio para los derechos humanos, Arman Tatoyan.
El conflicto armenio-azerbaiyano se remonta a los tiempos de la antigua Unión Soviética, cuando el territorio azerbaiyano de Nagorno Karabaj, poblado mayoritariamente por armenios cristinanos, pidió su incorporación a Armenia.
Ese enclave se separó de Azerbaiyán, país musulmán chiIta de habla turca, poco antes de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, dando lugar a una guerra que dejó 30.000 muertos.
Desde 1994 rige un alto el fuego interrumpido a menudo por escaramuzas y enfrentamientos. Azerbaiyán exigía que Armenia abandone los territorios ocupados, que forman cerca del 20% de la superficie total del país.
Desde el 27 de septiembre pasado, las fuerzas azerbaiyanas y las de Nagorno Karabaj, apoyadas por Armenia, se enfrentaron de nuevo causando más de 6.000 muertes en seis semanas. Tras el conflicto, Armenia y Azerbaiyán se acusaron mutuamente de crímenes de guerra.
Azerbaiyán venció a las tropas armenias y recuperó el control de una parte de esa región, y de varios distritos que estaban gobernados por Armenia. La derrota de Armenia provocó una crisis política, con manifestaciones contra el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, al que acusaron de haberse rendido.