El Papa que los tres días "forman una unidad y son los más importantes de la liturgia de la Iglesia"
Durante la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco se refirió al Triduo Pascual. El pontífice remarcó es «el centro del año litúrgico» y explicó que los tres días «forman una unidad y son los más importantes de la liturgia de la Iglesia».
En relación al Jueves Santo, señaló que es el día para revivir lo que sucedió en la Última Cena. «Es la noche en la que nos pide que nos amemos unos a otros convirtiéndonos en servidores de los demás, como hizo al lavar los pies de los discípulos. Es un gesto que anticipa la oblación sangrienta en la Cruz. De hecho, el Maestro y Señor morirá al día siguiente para hacer mundos no de los pies, sino de los corazones y la vida entera de sus discípulos», aseveró.
Pasando al viernes, día de penitencia, ayuno y oración, Francisco indicó: «Llevaremos en la mente y en el corazón los sufrimientos de los enfermos, de los pobres, de los rechazados de este mundo; nos acordaremos de los «corderos inmolados», de las víctimas inocentes de las guerras, de las dictaduras, de la violencia cotidiana, de los abortos… Ante la imagen del Dios crucificado llevaremos, en la oración, a los muchos, demasiados crucificados de hoy, que sólo pueden recibir de Él el consuelo y el sentido de su sufrimiento».
El Papa describió el Sábado Santo como «el día del silencio, vivido con llanto y desconcierto por los primeros discípulos, conmocionados por la ignominiosa muerte de Jesús. Mientras la Palabra calla, mientras la Vida está en el sepulcro, los que habían esperado en Él son puestos a prueba, se sienten huérfanos, quizás incluso huérfanos de Dios. Este sábado es también el día de María: ella también lo vive con lágrimas, pero su corazón está lleno de fe, lleno de esperanza, lleno de amor».
«Los ritos de la Vigilia Pascual y el canto festivo del Aleluya» se abrirán paso con la alegría y con la luz, en medio de la oscuridad del Sábado Santo. «El Resucitado nos da la certeza de que el bien siempre triunfa sobre el mal, que la vida siempre vence a la muerte y que nuestro fin no es descender cada vez más bajo, de tristeza en tristeza, sino elevarnos a las alturas», aseguró Francisco.
Finalmente, el pontífice se detuvo en otro elemento de la escena bíblica haciendo referencia al momento de la resurrección: «Los guardias, los soldados, que estaban en el sepulcro para no dejar que los discípulos vinieran a tomar el cuerpo, lo vieron: lo vieron vivo y resucitado. Los enemigos lo vieron. Y luego fingieron no haberlo visto. ¿Por qué? Porque se les pagó. Aquí está el misterio, aquí está el verdadero misterio de lo que Jesús dijo una vez: ‘Hay dos señores en el mundo, dos, no más: dos. Dios y el dinero. Quien sirve al dinero está en contra de Dios’. Y aquí es el dinero el que ha hecho cambiar la realidad. Habían visto la maravilla de la resurrección, pero se les pagó para que guardaran silencio. Pensamos en las muchas veces que se ha pagado a los hombres y mujeres cristianos para que no reconozcan en la práctica la resurrección de Cristo, y no hagan lo que Cristo nos ha pedido que hagamos, como cristianos».