Se trata de Carlos Eduardo José, quien dirigía un colegio parroquial en la localidad bonaerense de Caseros. La absolución se basa en que los hechos prescribieron. Fiscalía había solicitado 20 años
El ex cura Carlos Eduardo José, de 62 años, fue absuelto hoy con un fallo dividido en el juicio que se le seguía por abuso sexual infantil agravado contra una alumna del colegio parroquial que dirigía en la localidad bonaerense de Caseros, con el argumento de que los hechos están prescriptos y a pesar de que la fiscalía había solicitado 20 años de cárcel, por lo que se dispuso su inmediata libertad.
El fallo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 2 de San Martín, integrado por los jueces Raúl Luchelli Ramos, Carolina Martínez y Mónica María Carreira, fue recibido con muestras de enojo y dolor por parte de las denunciantes, sus familiares y amigos, que se cruzaron en la calle con quienes acudieron a apoyar al ex sacerdote.
“Los jueces, los abogados, los que vinieron a defenderlo son cómplices. Cubren a un pedófilo, él ahora sale y vuelve a abusar. De mí abuso 15 años y no me va a volver a abusar, va a abusar a otra nena”, dijo la denunciante, Mailin Gobbo, visiblemente conmocionada y entre lágrimas al salir del tribunal.
Señalando a las otras denunciantes y víctimas de otros casos de abuso en el mismo colegio San José Obrero de Caseros, la joven aseguró: “No soy yo nomás, son ellas, las que me escribieron, las que se dieron cuenta con mi caso de que cuando te apoyan el pene erecto, te tocan o te besan sin que vos quieras, es abuso”.
En la parte resolutoria del fallo al que tuvo acceso Télam, los magistrados desdoblaron en dos los hechos sucedidos entre 1999 y 2008, según hubieran ocurrido en la escuela o en la casa familiar de la denunciante, votando unánimemente por la absolución en el primer caso y mayoritariamente por ésta en el segundo caso, con el voto en disidencia de Martínez.
Por su parte, el abogado de Gobbo, Héctor Silveira, calificó el veredicto como “impresentable”, “bochornoso” y “una vergüenza”.
El letrado explicó que la absolución sobrevino porque el tribunal consideró un hecho “prescripto” y en el otro aplicó “el beneficio de la duda” ante una votación dividida.
“Todavía nadie se pone los pantalones largos en la justicia de la provincia de Buenos Aires; gobierne quien gobierne tenemos el mismo procurador que es del Opus Dei y donde está la iglesia, hay prescripción”, afirmó Silveira en declaraciones a la prensa.
El abogado contó que los jueces “partieron los hechos en dos, que es algo que podían hacer”, pero aseguró que “el Juzgado de Garantías y la Cámara ya habían confirmado que no había prescripción».
«Ahora iremos a Casación y si no hay respuesta iremos a la Suprema Corte de Justicia, a la Corte Interamericana (de Derechos Humanos) y donde tenga que ser porque se tiene que cortar de una vez por todas” la impunidad, agregó.
Silveira se refirió a la ley de imprescriptibilidad vigente, pero se preguntó qué se va a hacer con «todos los que fueron abusados antes de 2011» y sentenció: «Alguien se tiene que hacer cargo».
“En la provincia de Buenos Aires somos parias, porque a 25 cuadras, en la Ciudad, mi colega Alejandro Stipancic logró un fallo que por lo menos te protege y te da una chance. ¿Por qué no lo tenemos en provincia? Son los jueces que tenemos, acá es tierra de nadie”, se quejó.
A su lado, Stipancic, quien lo acompaña en la querella, dijo que “hoy es un día de luto para la justicia argentina” por este fallo que “denigra a la mujer” y que se produce justamente “un día después del Día Internacional de la Mujer”.
“No fue un capricho de esta parte ir a juicio sino que hay convenciones internacionales suscriptas por Argentina, como la Convención de los Derechos del Niño y la Convención de Belén Do Pará (Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer) que garantiza el derecho de acceso a la justicia para las mujeres y las niñas; y una prescripción es lo contrario, una carta libre a todos los pedófilos”, señaló.
Si el del tribunal de San Martín fuera el criterio que siguiera siempre de la justicia, “todos los que cometieron hechos antes de la sanción de la ley Piazza (la 26.705 de 2011) y la ley 27.206 (de 2015), podrían quedar libres de culpa y cargo por un tecnicismo legal” porque la prescripción “no significa que son inocentes”.
“Para que le quede claro a la gente, Carlos Eduardo José es un pedófilo independientemente de lo que diga la justicia, no porque lo diga esta parte, sino porque todos los que estuvimos en el juicio podemos dar fe de que fue así”, añadió.
José había llegado a juicio acusado de «abuso sexual gravemente ultrajante y agravado» -por la condición de sacerdote y ser tutor del colegio- contra Gobbo, quien accionó judicialmente y viene dando testimonio en los medios desde hace cuatro años.
Tanto la querella como el fiscal Ricardo Romero habían solicitado la pena máxima prevista para este tipo de delitos, que va de 8 a 20 años.
En tanto, la defensa había solicitado la prescripción del delito y la consecuente absolución.
El juicio comenzó el 4 de febrero pasado y durante las audiencias declararon 36 testigos: 21 por la defensa y 16 por la acusación, incluyendo a las dos peritos psicólogas oficiales además del testimonio de la denunciante.
José, por su parte, declaró dos veces para declamar su inocencia.
La querella difundió un video que fue desestimado por el tribunal por un tema procesal, donde se ve a José bailando con muchos niñas y niños alrededor, pero a la única que agarra sin soltarla, abraza y habla al oído es a Mailin, que por entonces tenía unos 6 años.
Para la querella, en este video -que forma parte del trabajo documental de María Silvia Esteve-, “se evidencia el modus operandi del acusado” porque “en las imágenes puede verse de manera clara la metodología manipuladora del abusador”.
José estaba detenido desde julio de 2017 por haber permanecido prófugo una semana -tiempo durante el cual se comprobó estuvo escondido en un seminario-, por lo que la justicia le denegó sucesivos pedidos de excarcelación o prisión domiciliaria.
Según la acusación, el exsacerdote la sacaba del aula casi diariamente para confesarla sentada en su falda, momento que aprovechaba para manosearla.
Los abusos se habrían repetido también dentro de una pileta con la excusa de enseñarle a nadar y cada vez que el religioso iba casa de los Gobbo, donde concurría como amigo de la familia.
Estos hechos son coincidentes con los denunciados por otras tres jóvenes que no estaban en el mismo grado, quienes fueron testigos en el juicio iniciado por Gobbo, y que esperan la resolución de la Suprema Corte bonaerense, que tiene que fallar sobre 12 hechos que la Cámara y Casación de la provincia declararon prescriptos.