"Podríamos decir que fue el bimestre soñado para la desinflación de Martín Guzmán", dijo un analista
El Banco Central (BCRA) cerró el primer bimestre de 2021 sin haber emitido para financiar al Tesoro y habiendo acumulado compras por US$ 790 millones, una tendencia que ayuda al objetivo de bajar la inflación y estabilizar la brecha cambiaria, pero que deberá continuar y complementarse con otras políticas si pretende alcanzar ambas metas, según analistas consultados por Télam.
La combinación de una recuperación sostenida de la recaudación tributaria, menor tensión en el mercado cambiario y un mercado de deuda en pesos que permitió al Gobierno no sólo renovar sus vencimientos sino incluso conseguir financiamiento neto por más de $76.000 millones dieron aire al BCRA para mejorar su balance.
Sin embargo, la diferencia entre las proyecciones del mercado, que marcan una inflación cercana al 45% hacia finales de año, y la pauta del 29% que fijó el Gobierno indican que hay un largo camino hasta alinear las expectativas.
«Podríamos decir que fue el bimestre soñado para la desinflación de Martín Guzmán», dijo a Télam el director de la consultora Analytica, Ricardo Delgado, a partir de lo que definió como «una política monetaria y fiscal más ordenada que permitirá, más adelante, bajar la tasa de inflación».
«Al combo de emisión cero y compra de dólares hay que sumarle la liquidación récord del agro en enero y febrero. No es un dato menor: fue la liquidación del campo más alta desde 2011 y superior al promedio de los últimos 10 años», aseguró Delgado.
En ese sentido, la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) confirmaron que la liquidación del agro fue de US$ 3.950 millones en enero y febrero, lo que permitió al Banco Central comprar US$ 790 millones en el mercado cambiario en ese mismo período.
«El escenario de corrida cambiaria está controlado desde octubre y no debería haber mayores inconvenientes en ese frente en los próximos meses», apuntó el director del CEPA, Hernan Letcher, que sostuvo que «hubo una clara intencionalidad a generar una devaluación el año pasado, a pesar de que el tipo de cambio real estaba un 25 por ciento por arriba del dólar posterior a la devaluación de (Alfonso) Prat Gay en 2016».
Después de que la brecha cambiaria superara el 120% en septiembre último, el BCRA comenzó a intervenir en el mercado de arbitraje de bonos y logró que la diferencia entre el dólar mayorista con las cotizaciones bursátiles (CCL y MEP) quedara por debajo del 60% a finales de febrero.
«Ahora se está empalmando con una liquidación de la cosecha con precios altos de los commodities y no hay gastos en turismo ni vencimientos fuertes. Pero tampoco es que van a sobrar los dólares», agregó Letcher.
Sin embargo, por el lado del déficit, dijo que los buenos resultados en enero y febrero «no van a ser representativo de lo que va a ser el año».
«Este año vamos a ver es un incremento del gasto orientado a apuntalar la reactivación, es algo que lo dice el presupuesto y es necesario que así sea. Esto no significa que no sea interesante porque da más margen a la emisión de los próximos meses», afirmó el director del CEPA.
Después de que el Banco Central emitiera más de $ 2 billones para asistir al Tesoro el año pasado en medio de la crisis del Covid-19, el Gobierno buscará limitar el financiamiento monetario del déficit en 2021 para evitar su efectos sobre la inflación que, desde octubre pasado, marcó índices mensuales superiores al 3%.
«Entramos en un período entre marzo y mayo en el que las buenas noticias monetarias van a tener que estar sostenidas por mejores noticias desde el punto de vista fiscal y con una buena liquidación de la soja», afirmó Delgado.
«La clave -aseguró- pasará por tratar de convencer al mercado de que la tasa de inflación no va a ser de 45 o 50% ya que, de otro modo, va a haber un problema en el horizonte con la tasa de interés».
Para el economista y vicepresidente e investigador de Fundación Mediterranea, Jorge Vasconcelos, «el Gobierno reconoció la aceleración inflacionaria desde noviembre» por eso «empezó a usar instrumental más ortodoxo en materia fiscal y a complementarlo con una pauta cambiaria del 25% y una intervención en el mercado de dólar libre a través de la compra venta de bonos».
«Esto le permitió no subir la tasa de interés, pero se está corriendo un riesgo», aseguró Vasconcelos, ya que «si la inflación no converge rápidamente con la pauta de devaluación se va a complicar el escenario para las exportaciones industriales».
Aunque reconoció que «aflojaron las expectativas de devaluación», dijo que es necesario ajustar el déficit fiscal: «Debería bajar a cerca del 2,5% del PBI para este año para una consistencia entre la política fiscal y cambiaria».