"Tres personas alcanzadas por balas reales tienen que ser operadas urgentemente y están en estado crítico", precisó un médico
Las fuerzas de seguridad de Myanmar (antigua Birmania) dispararon este martes munición real y gas lacrimógeno a los manifestantes contra el golpe de Estado ocurrido el 1 de febrero en este país del sudeste asiático, momento desde el cual al menos 30 personas murieron en la represión estatal a las protestas púbicas, según un balance privado rechazado por la junta militar.
«Una veintena de personas resultaron heridas» por la policía y el ejército en la ciudad de Kale, en el noroeste del país, dijo a la agencia de noticias AFP un socorrista.
«Tres (personas), alcanzadas por balas reales, tienen que ser operadas urgentemente y están en estado crítico», precisó un médico del hospital donde fueron trasladadas.
Horas antes, un periodista birmano, Kaung Myat Hlaing, fue detenido en su domicilio tras un aparente ataque de las fuerzas del orden contra el edificio donde vive, afirmó el medio para el que trabaja, Democratic Voice of Burma (DVB).
Estos nuevos incidentes tienen lugar dos días después de una sangrienta jornada de represión, en la que murieron al menos 18 personas, según la ONU.
Por miedo a las represalias, hubo menos manifestantes este martes en las calles del país, especialmente en Rangún, la capital económica.
Frente a ellos, hubo un gran despliegue de las fuerzas de seguridad.
Las olas de detenciones continúan. Según la televisión estatal MRTV, 1.300 personas fueron arrestadas el domingo.
Y la prensa encuentra cada vez más obstáculos para poder informar.
Según Reporteros Sin Fronteras, 26 periodistas fueron detenidos desde el golpe de Estado, 10 de los cuales siguen bajo arresto. Otros, como dos empleados de la agencia china Xinhua, fueron blanco de disparos de balas de goma.
Entre cortes de internet, arrestos masivos y disparos, la junta militar no deja de aumentar su represión desde el golpe que depuso al gobierno civil de Aung San Suu Kyi.
La exdirigente, de 75 años, está detenida en un lugar secreto. Por ahora, sobre ella pesan cuatro acusaciones: importación ilegal de walkies-talkies, no respeto de las restricciones sanitarias anticovid, violación de una ley sobre telecomunicaciones e incitación al desorden público.
La Premio Nobel de la Paz está «al parecer en buen estado de salud», según su abogado, que vio a su clienta el lunes por videoconferencia por primera vez y aún no se le ha permitido reunirse con ella.
Cientos de personas se congregaron hoy en un pequeño cementerio de Rangún para el funeral de una de las víctimas del domingo, Nyi Nyi Aung Htet Naing, muerto tras recibir un disparo en el estómago.
«No habrá perdón para ustedes hasta el final del mundo», cantó la multitud, reunida alrededor del féretro cubierto de flores de este estudiante de 23 años.
Horas antes de su muerte, Nyi Nyi Aung Htet Naing había publicado un último mensaje en las redes sociales: «¿Cuántos cadáveres necesita la ONU para actuar?».
Desde el golpe de Estado murieron unos 30 manifestantes, según la Asociación de Asistencia para Presos Políticos (AAPP), una ONG que asiste a los presos políticos. La junta, por su parte, confirmó 11 fallecidos entre los manifestantes y aseguró que pidió a las fuerzas de seguridad no utilizar balas reales.
El ejército afirma que un policía fue asesinado cuando intentaba disolver una manifestación.