El golfista se escapó de la Justicia cordobesa y viajó a Estados Unidos para jugar torneos, desde allí se comunicó con las víctimas y las amenazó. Luego, pasó por Brasil donde fue capturado
Pasaron más de cinco meses desde que la Justicia cordobesa pidió el arresto del golfista Ángel «Pato» Cabrera. En ese periodo estuvo prófugo en Estados Unidos y Brasil donde se permitió viajar en vuelos privados, jugar torneos de golf, se realizó una cirugía y hasta continuó con las amenazas a sus tres ex parejas: Cecilia Torres Mana, Silvia Rivadero y Micaela Escudero, quienes lo acusan de hurto, lesiones y violencia de género.
El golfista fue capturado por Interpol en un lujoso barrio del sur de Río de Janeiro y en los próximos días será extraditado a la Argentina donde cambiará las distinguidas casas brasileñas por el penal de Bouwer, en Córdoba.
Una de las fuentes judiciales de los tribunales cordobeses le confió al portal Infobae que “si existiese un manual con todas las cosas que no hay que hacer cuando alguien está denunciado en la Justicia, Cabrera las hizo absolutamente todas. Evadió el arresto y entorpeció la causa todo el tiempo. No sería lógico que ahora pueda quedar en libertad cuando llegue al país. Va a quedar detenido a la espera del juicio oral y probablemente del resto de las causas que están en etapas anteriores”.
Pero cómo fue el paso a paso de Cabrera en estos casi seis meses.
El 20 de julio del 2020, el «Pato» decidió irse del país con destino a Houston, Estados Unidos. Por esa fecha se estaba decidiendo el día y la hora donde iba a ser juzgado por hurto simple, lesiones leves calificadas, desobediencia y otros delitos contra su ex pareja Cecilia Torres Mana. Además de la ciudad texana, pasó por Illinois y Miami.
Mientras tanto sus abogados en argentina decían que Cabrera iba a jugar torneos de golf y que luego de esos compromisos retornaría a la Argentina. Sin embargo, el acusado exprimió al máximo su visa de turista y sus voceros justificaban su ausencia con la cancelación de vuelos por la pandemia, una falsedad que no escaló a mayores ya que la actividad aérea se había retomado meses atrás.
Con la alerta roja de Interpol y con la visa casi vencida, sólo restaba que Cabrera decida volver al país o tomar otro avión con destino incierto. Los investigadores advertían «Como pesa sobre su cabeza una alerta roja de Interpol apenas pise un aeropuerto será detenido”.
Raramente el golfista salió de Estados Unidos y pasó año nuevo en Brasil. De todas formas, en Argentina, seguían las investigaciones y la fiscal de feria Bettina Croppi pidió la intervención de los posibles teléfonos de Cabrera y de su familia, ya que se esperaba algún tipo de comunicación.
El primer día hábil del año fue el 4 de enero y al despacho del fiscal Cristian Griffi, que lleva las causas contra el golfista, llegó una notificación de Interpol Brasil donde daba el paradero de Cabrera en Río de Janeiro. Luego de rastrear su camino, advirtieron que llegó el 31 de diciembre, minutos antes de la medianoche, en un vuelo privado.
Los investigadores quedaron anonadados ante la versatilidad de Ángel Cabrera para sortear los controles estadounidenses y brasileños. En el país sudamericano dieron una pobre explicación: “Nos dijeron que el 24 y el 31 como el flujo de pasajeros es tan grande las alertas de Interpol y los pedidos de captura se caen y luego se vuelven a reactivar”, aseguró un investigador según detalla Infobae.
La detención se llevó a cabo en el exclusivo barrio Leblón, al sur de Río de Janeiro. Una zona de clase alta donde se destacan las casa lujosas y playas paradisiacas.
Allí se sospecha que Cabrera quería pasar sus días a la espera de que sus abogados le consigan una eximición de prisión.
Ahora llega la burocracia y el dialogo entre la cancillería argentina y brasileña que tardará entre siete y diez día para que el «Pato» sera recibido por la Policía Federal y traslado a Córdoba para ser alojado en el penal de Bouwer, a 20 kilómetros del sur de la capital provincial.
Cuando esté en el país, comenzará una danza judicial en el marco de tres causas abiertas donde sus tres ex parejas lo denuncian.
Estás mujeres, durante el exilio de Cabrera, denunciaron que recibían llamados del golfista en donde las amenazaba claramente: “Si quiero me tomo un avión y te mato porque yo me cago en los jueces”, habría manifestado el hombre.