Por Gabriela Fernández, jefa de Oficina de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas en Argentina (OIM) y Roberto Valent, coordinador residente del Sistema de Naciones Unidas en la Argentina.
Como todos los años, el 18 de diciembre se celebra en todo el mundo un nuevo Día Internacional del Migrante. Hoy, como nunca antes, las personas migrantes son protagonistas de la nueva realidad que estamos atravesando.
Históricamente, el Día Internacional del Migrante ha sido una fecha para celebrar la unión, la diversidad, la interculturalidad y la riqueza que estos valores conllevan. Sin lugar a dudas, existe una relación directa entre la pluralidad y apertura de las sociedades y su desarrollo, en los más amplios sentidos. Las migraciones son necesarias y deseables, cuando se dan en un marco del respeto por los derechos humanos, y de una manera segura, ordenada y regular. Para ello trabajamos todos los días desde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Pero este año, el rol que las personas migrantes han cumplido supera con creces el enorme aporte que, en situaciones normales, ofrecen a las sociedades de acogida. Un simple ejemplo para citar es que, en promedio, el 25% de los médicos y médicas en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) no nacieron en el país donde viven y ejercen su profesión, junto con un 16% de las enfermeras y enfermeros. En algunos países, como Australia y Luxemburgo, la cantidad de profesionales de la salud migrantes alcanza hasta el 50%.
Este es solo un ejemplo de los modos en que las personas migrantes han permanecido y aún permanecen en el frente del combate a la Covid 19, a través del ejercicio de la medicina y otras actividades relacionadas a la salud y los cuidados. La industria alimenticia y sus servicios asociados; el transporte y la economía de plataformas; y los envíos internacionales de remesas, han permitido sostener a sus familias y contribuir a las economías en sus países de origen.
Por esta razón, este Día Internacional del Migrante, además de celebrar la diversidad y la interculturalidad, queremos reconocer y homenajear a cada una de las personas migrantes que, con fortaleza, paciencia y resiliencia, se encuentra atravesando una de las mayores catástrofes sanitarias, económicas y sociales de la historia reciente, pero también ayudando a otros y otras, sin importar su nacionalidad, sin importar el país donde nacieron, a atravesar junto con ellos esta pandemia.
Desde la OIM Argentina, y junto a todo el Sistema de Naciones Unidas, hemos acompañado durante este proceso a las personas migrantes más vulnerables, para morigerar el impacto de la Covid 19. Pero también estamos acompañando a las personas en situación de movilidad y a los gobiernos, para que la recuperación sea lo más rápida y exitosa posible.
Estamos ante un escenario único para repensar y revalorizar el rol de la movilidad humana en nuestras sociedades. Las decisiones que tomemos hoy para la reconstrucción modelarán nuestro futuro económico, social y político en el largo plazo. Tenemos la oportunidad y la obligación de maximizar los recursos de nuestras sociedades, y sin dudas la movilidad humana deberá estar en el centro de las prioridades estratégicas de los Estados, no solo para ofrecer respuestas a las necesidades de hoy, sino para prepararse mejor ante los desafíos del mañana.