La elección de los miembros de los consejos de las 10 regiones que integran el país fue una de las promesas del diálogo nacional celebrado hace un año
Camerún celebrará este domingo sus primeras elecciones regionales en las que se hará efectiva la descentralización prevista en la Constitución de 1996, aunque lo hará en un contexto de boicot por parte de los principales partidos de la oposición y con dos regiones atravesando graves conflictos.
La elección de los miembros de los consejos de las 10 regiones que integran el país fue una de las promesas del diálogo nacional celebrado hace un año.
Sin embargo, por más que sean históricas, las elecciones no serán representativas, ya que se da por garantizada la victoria de los candidatos del partido gobernante, Agrupación Democrática del Pueblo Camerunés (RDPC).
Los dos principales partidos opositores, el Movimiento para el Renacimiento de Camerún (MRC), que lidera Maurice Kamto, y el Frente Democrático Social (SDF), de John Fru Ndi, llamaron al boicot.
En el caso de Kamto, segundo en las elecciones presidenciales de 2018, cuyo resultado sigue sin ser reconocido, se encuentra bajo arresto domiciliario desde el pasado mes de septiembre tras llamar a nuevas movilizaciones contra el presidente Paul Biya.
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Además, se trata de unas elecciones indirectas en las que los ciudadanos no tendrán nada que decir.
Cada consejo provincial estará integrado por 90 miembros, 20 de los cuales serán elegidos por los jefes tradicionales mientras que los 70 restantes serán elegidos por los consejeros municipales.
Así las cosas, lo que más preocupa en realidad es el contexto en que tiene lugar la elección y en especial la seguridad, dado que los separatistas de las regiones anglófonas de Noroeste y Suroeste prometieron obstaculizar el proceso y convocaron jornadas de «ciudad muerta» para esta semana.
Desde la oposición, en particular desde el MRC, han venido defendiendo que antes de celebrar las regionales habría que resolver el conflicto anglófono, el cual empezó en 2017 como movimiento de protesta ante el abandono del que se acusaba al Gobierno central y degeneró en una creciente violencia ante la contundencia con la que respondieron las fuerzas de seguridad.
Por otro lado, en el Extremo Norte, el grupo extremista Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA), intensificaron los ataques este año, convirtiendo a Camerún en el segundo país más afectado por la insurgencia en el lago Chad.