Por Quique Genovar
Peleó pero con la jerarquía no se puede y más si cometés errores groseros, si te hacés los goles solos. Central quedó afuera de la posibilidad de ir por los premios mayores que entrega este campeonato y la chance perdida a lo largo de las 5 fechas fue por yerros propios. A lo largo de los partidos siempre tuvo deficiencias llamativas en lo individual. Y esos malos rendimientos ante un equipo de la jerarquía de River lo pagás caro.
La idea de salir a jugarle al golpe por golpe al Millonario no estuvo mal. Es más, el primer tiempo Central jugó mejor que River. Pero las diferencias estuvieron en las áreas. Por un lado se vio un Bologna imbatible y por el otro un arquero, que a pesar de tapar algunas, se lo vio nervioso y tuvo un error técnico que le costó el primer gol. Además, en un área estuvo Rojas y Pinola, dos centrales de lo mejor del fútbol argentino, mientras que en la otra estuvo Damián Martínez que hizo un gol de caricatura en contra de su propio arco. Con ese panorama muy difícil de ganar, muy complicado de competir.
En la Zona 3 se terminó dando la lógica, los dos mejores clasificaron, los dos peores no. Y dentro de los peores el equipo del Kily fue más que el discreto Godoy Cruz.
Fabián Rinaudo, Luciano Ferreyra y Lautaro Blanco fueron los mejores ante River. Vecchio fue bien contenido, Gamba exigió pero no la metió. El resto acompañó y un par mostraron los errores de siempre. Un panorama muy difícil de sobrellevar ante un equipo de jerarquía.
La derrota del Canalla no dolió tanto por el hecho de la no clasificación a la fase campeonato, sino porque fue el máximo responsable de hipotecar el partido. Tal es así que cuando Martínez se mandó esa chambonada el partido terminó.
De 5 partidos el Canalla ganó 2, no es mala la cuenta. Pero si se mira con exactitud nunca le sobró nada en las victorias y en las derrotas le faltó. Los partidos en los que cayó lo hizo más por errores individuales que por acierto del rival y esa es la bronca que se ve en el pueblo canalla.
La idea de estos primeros partidos del Kily como entrenador de la Primera no es mala. Pero la gran duda es si tiene las piezas necesarias para llevar adelante su idea. Lo que viene son incógnitas que el propio entrenador tendrá que responder con lo que su equipo haga adentro del campo de juego.