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Salud, educación, inmigración y ambiente: temas que diferencian a Trump y Biden


Son algunas de las principales diferencias políticas entre el presidente y candidato republicano a la reelección, Donald Trump, y su rival demócrata, el exvicepresidente Joe Biden

 

La polarización extrema que domina esta elección presidencial norteamericana no se sostiene solo en dos estilos casi contrapuestos -aunque sin dudas es su elemento central-, sino en diferencias políticas claras sobre algunos de los temas más sensibles en Estados Unidos, como salud, educación, inmigración y ambiente.

Estas son algunas de las principales diferencias políticas entre el presidente y candidato republicano a la reelección, Donald Trump, y su rival demócrata, el exvicepresidente Joe Biden:

 

SALUD

-Trump: Defiende su gestión de la pandemia, pese a que el país fue el más golpeado del mundo con 9.127.229 casos y 230.566 muertos, y apuesta todo a aprobar y distribuir masivamente una vacuna antes de fin de año, algo que los expertos ponen en duda.

En paralelo, presentó el Plan de Salud Estados Unidos Primero, en contraposición al sistema que creó su antecesor, Barack Obama, y que incluyó a millones de personas. «Vamos a garantizar mejor cuidado con más opciones, a un precio mucho más bajo y vamos a trabajar para que los estadounidenses tengan acceso al cuidado que necesitan», prometió cuando lo lanzó en plena campaña, aunque en ninguno de los documentos oficiales explica cómo lo hará y financiará.

-Biden: Cuestiona duramente la gestión actual de la pandemia, promete impulsar el uso generalizado de tapabocas, aumentar el testeo y las medidas preventivas, previo asesoramiento con científicos.

Asimismo, defiende el sistema promulgado por Obama y promete sumarle una opción de cobertura médica estatal y dar poder a Medicare, el programa que garantiza cobertura a jubilados y personas con discapacidades, para negociar los precios de los medicamentos y así hacer que las empresas de salud bajen sus costos. El plan costaría 750.000 millones de dólares en los próximos 10 años.

 

EDUCACIÓN

– Trump: Su Gobierno propone un sistema de elección de escuelas para todo el período educativo obligatorio, de jardín de infantes a secundaria.

Según este sistema, fuertemente criticado por los sindicatos y organizaciones de docentes y expertos en el área, cada familia recibe un voucher por parte del financiamiento público que el Estado destina por cada niño y puede elegir a qué escuela mandarlo y, en consecuencia, cuál financiar.

– Biden: Defiende el sistema actual y promete destinar más recursos a la formación tanto de docentes como de los menores de edad, «desde el nacimiento». Propone hacer universal el jardín de infantes.

Además, para universitarios, prometió que las instituciones superiores públicas, las denominadas históricas negras o utilizadas por minorías serán gratuitas para las familias que ganen menos de 125.000 dólares por año. También propuso cancelar 10.000 dólares de las deudas de cada estudiante y revisar los planes de pago para este sector de los jóvenes.

INMIGRACIÓN

– Trump: Pese al protagonismo que tuvo este tema en su campaña de 2016 y a lo largo de su Gobierno, prácticamente desapareció de su discurso electoral este año.

Esta semana dijo en una entrevista que no dará marcha atrás con ninguna de sus medidas. Su política estuvo marcada por las deportaciones, detenciones y separación de menores de edad de sus familias, veto a millones de migrantes musulmanes y la promesa de completar el muro migratorio con México.

– Biden: Prometió enviar al Congreso un proyecto de ley en los primeros 100 días de su Gobierno para crear un camino legal para la naturalización de «11 millones de inmigrantes» que viven en el país hace años sin papeles. Asimismo, adelantó que volverá a «atacar las causas de la migración» en los países de origen, lo que en el Gobierno de Obama significó un plan millonario para Centroamérica.

Además, dijo que terminaría con algunas políticas emblema del Gobierno de Trump como el veto migratorio para algunos países de mayoría musulmana y la separación de padres e hijos en los centros de detención estadounidenses.

 

AMBIENTE

– Trump: No reconoce el cambio climático ni sus efectos, defiende seguir explotando y desarrollando las energías fósiles, y, una de sus pocas propuestas ambientales durante la campaña fue «una mejor gestión forestal», como respuesta a los cada vez mayores incendios en California, por ejemplo, que este año destruyeron más de 1,6 millones de hectáreas y 8.400 inmuebles.

– Biden: Reconoce el cambio climático y sus efectos, no prohibirá el fracking ni las energías fósiles, pero si presentó un plan para una transición gradual hacia «una economía 100% limpia y con emisiones netas cero a más tardar en 2050», una iniciativa que además, suele destacar, generará puestos de trabajo.

 

POLÍTICA EXTERIOR

– Trump: Defiende su negociación con Corea del Norte -«No estamos en guerra»-, su confrontamiento político y económico con China, y su política de sanciones contra países como Irán y Venezuela.

– Biden: Promete más multilateralismo, más diplomacia, retomar la buena relación con aliados -por ejemplo la OTAN y las potencias europeas- y volver a algunos acuerdos, como el Acuerdo de París contra el cambio climático, o renegociar otros rotos por Trump, como el nuclear con Irán o el descongelamiento con Cuba.

También propone terminar la guerra comercial con China y tener una «relación más transparente» con Rusia.

 

ECONOMÍA

– Trump: Como Biden, pide una ley millonaria de infraestructura que permitiría crear miles de puestos de trabajo, pero se diferencia en que no apoya un aumento federal del salario mínimo porque, dice, ahogaría a muchas empresas en algunos estados.

Tras el masivo desempleo provocado por la pandemia, prometió crear 10 millones de puestos de trabajo y facilitar la apertura de un millón de Pymes en los primeros 10 meses de su segundo mandato.

– Biden: Prometió revertir el recorte de impuestos para todos aquellos que ganen más de 400.000 dólares anuales y pide aumentar el salario mínimo a 15 dólares por hora.

Además, propuso revitalizar la economía con 700.000 millones de dólares en producción local, lo que, sostiene, generaría 5 millones de puestos de trabajos nuevos.