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Los argentinos que abren su corazón a los refugiados sirios


Por Belén Corvalán

En septiembre de 2015 un video que dio la vuelta al mundo causó indignación mundial. En el mismo  se ve como una periodista húngara le hace una zancadilla a un refugiado mientras este escapaba del cordón policial con su niño en brazos. Cuando Mariano Winograd, un trabajador del mercado central vio la noticia no fue la excepción a esa sensación generalizada. “Siendo descendiente de inmigrantes judíos ese día me volví loco. Pensé lo que le están haciendo a los sirios es lo mismo que le hicieron a los judíos en Budapest hace sesenta años atrás”, le dijo a Con la Gente.

Sin embargo, el enojo y el dolor que sintió ante el sufrimiento ajeno fue el motor necesario que lo llevó a hacer algo y no quedarse inmovilizado en la indignación. Así fue que en 2016, lo que comenzó a partir de una iniciativa personal, se concretó en un deseo colectivo y se creó el Refugio Humanitario Argentino, una asociación informal conformada por un grupo de personas con ganas de involucrarse y comprometerse con la situación que atraviesan los refugiados, como consecuencia de la guerra.

Inicialmente la organización se desarrolló en el marco del Programa Siria, con el objetivo de colaborar con la migración de las familias que llegan a la Argentina en busca de una vida mejor, ayudándolas a buscar hogar y empleo. Sin embargo, con el tiempo la demanda se fue ampliando y actualmente también asisten a familias venezolanas y haitianas.

“Hoy tenemos acciones más diversas. En la medida que empezamos a tener existencia en las redes sociales tenemos más ofrecimientos más, demandas, y más contactos”, explicó Mariano. Es así que cada vez reciben más consultas de personas interesadas en colaborar con la causa, ya sea desde el voluntariado, realizando donaciones, o como “llamantes”, es decir, ser una especie de referente para el refugiado que llega al país, y que lo ayuda a poder insertarse socialmente.

Según informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), durante 2017 Argentina acogió un total de 155 refugiados; el mayor número desde que se implementó el Programa Siria hace tres años. Sin embargo, muy lejos está de los 3.000 que el presidente Mauricio Macri se comprometió a recibir en la cumbre de las Naciones Unidas.

“Podemos andar en unos cien por año. Es muy poco para el compromiso que asumió el presidente”, sostuvo Mariano.

En tal sentido, explicó que en 2016 hubo un auge de inmigrantes que llegaron al país, a diferencia de 2017 donde estuvo más frenado. “Este año parecería ser que hay más avance con las visas, así como también hay un avance de la xenofobia, la discriminación y el racismo por lo menos en Europa y Estados Unidos”, puntualizó.

“Si uno tiene una cierta conciencia histórica uno sabe que todos somos inmigrantes porque todos venimos de algún lado. El concepto de originario no existe porque el ser humano no se originó en América, entonces es muy atroz saber que hay presidentes del mundo que dicen que los inmigrantes son el problema. Decir eso, es decir que la humanidad es un problema”, agregó respecto a los fenómenos de discriminación que se replican en varios países mediante políticas de Estado.

Sin embargo, destacó que Argentina no presenta ese tipo de problemática. “Saben que es un país difícil que tiene sus problemas, pero que no existe la discriminación a alguien por ser sirio, ese problema no lo tenemos, todos los otros sí”, puntualizó a partir de su experiencia vivida.

Es que el 27 de junio de 2016 Mariano abrió las puertas de su hogar y de su corazón para recibir a Majed y Madlin, un matrimonio proveniente de Sweida, Siria. “Lo primero que hice fue darle la llave de mi casa y la tarjeta SUBE”, recordó, en tanto él se mudó transitoriamente a la casa de su pareja. “Los adoptamos como hijos con la convicción de que tenían que aprender el idioma, salir a trabajar, y saber moverse en la calle”, dijo. “Nunca hubo miedo, ni una discriminación en la calle. El problema es que es gente que viene con cierta formación profesional y en un país como el nuestro tiene que empezar de abajo, entonces eso a veces es sencillo, y a veces más complicado”, añadió.

En el caso de la pareja siria, tras seis meses de estar alojados en la casa de Mariano, pudieron establecerse con un trabajo y una vivienda en Buenos Aires. “Hubo momentos de mucha alegría, y momentos de mucha insatisfacción, estas experiencias tienen que ser evaluadas a largo plazo”, dijo Mariano a Con la Gente. Sin embargo, cuando hay voluntad de salir adelante, nada es imposible. Hoy en día viven en un departamento propio, y hace un año que trajeron un hijo al mundo.

Por su parte, Mariano expresó: “A mí me gratificó el hecho de poder salvar a alguien de la barbarie discriminatoria, y bélica. En mi caso yo me siento que le he podido devolver a mi Argentina, a la humanidad, y a mi abuelo, el hecho de que un buen día en 1922 se haya venido a la Argentina, ya que de no haberlo hecho, yo no existiría porque hubiese sido masacrado en el Holocausto”, y agregó: “Yo creo en la resiliencia, apuesto a lo positivo, que es que ahora están aquí y son libres, tienen dificultades, pero son libres, creo en la libertad, en la dignidad y en la humanidad”.