Un muerto y 11 heridos dejó este sábado un tiroteo contra manifestantes que participaban en una multitudinaria marcha en Managua, para exigir la renuncia del presidente Daniel Ortega y justicia por más de 220 muertos en dos meses y medio de represión.
El pánico se apoderó de miles en la «Marcha de las Flores», en el suroeste de Managua, cuando un grupo se separó de la ruta y fue atacado a balazos al pasar por una propiedad ocupada por civiles encapuchados y fuertemente armados.
«Hace poco murió el joven de 23 años (…) tenemos reportadas 11 personas heridas», entre ellas una niña, declaró el secretario de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH, local), Marcos Carmona.
Un equipo de AFP pudo ver cuando el muchacho, un vendedor ambulante, cayó con el impacto de bala y fue llevado de urgencia al hospital, donde murió poco después.
Al concluir la marcha en la rotonda Jean Paul Genie, algunos se apartaron para ir a apoyar a estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Allí, más temprano habían salido heridos dos jóvenes de un ataque contra una barricada.
Hombres fuertemente armados les dispararon cuando pasaban por un terreno del grupo empresarial Cohen, cuyos dueños denunciaron que grupos afines a Ortega llevaron bajo engaño a campesinos a invadir, en represalia por su apoyo a las protestas.
«No están matando a los niños»
Con flores y banderas, desafiando el temor, miles de nicaragüenses acudieron en Managua y otras ciudades, como León y Masaya, a la «Marcha de las Flores», convocada por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -de la sociedad civil- por la veintena de menores muertos en la ola de violencia.
Esta fue la primera gran marcha celebrada desde la enorme manifestación del 30 de mayo en el Día de la Madre, que dejó 18 muertos por un ataque de policías y paramilitares.
«Quiero ver a mi Nicaragua libre. Duele que hayan muerto niños como yo, pero hay que seguir en lucha hasta que salga el dictador», dijo a AFP un estudiante de 15 años, con pasamontañas y quien llevaba una bandera nicaragüense y un lanza morteros.
Entre las muertes de menores que han conmocionado al país están la de un bebé de cinco meses, calcinado en el incendio a su casa, y otro de un año por un disparo en la cabeza en una calle de Managua. Sus familias culparon a policías.
«Estamos denunciando la masacre contra el pueblo de Nicaragua por este gobierno genocida. !Qué se vaya!. Nos están matando a los niños», declaró Carmen Martínez, abogada de 64 años, vestida de blanco y azul, con flores rojas en las manos.
En misa en la Catedral, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, clamó: ¡Ni un muerto más, alto a la violencia! No podemos seguir derramando más sangre de hermanos, tenemos que reaccionar denunciando e indignándonos, pero nunca devolviendo mal por mal».
«No queremos más tiranos»
Los manifestantes exigen la renuncia de Ortega, exguerrillero izquierdista de 72 años que llegó al poder con la insurrección popular que derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979, y volvió al gobierno por las urnas en 2007.
Lo acusan de instaurar, junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, el nepotismo, una dictadura y desatar una brutal represión.
«He marchado siempre, y hoy más que por nuestros muertos, por los niños. Me duelen los asesinatos de Ortega y la Rosario. Estuve en 1979 contra Somoza y ahora contra la nueva dictadura», aseguró Cecila Cruz, de 67 años.
La marcha fue suspendida hace una semana por la violenta incursión de fuerzas progobierno en varias ciudades, y la Alianza Cívica la reprogramó aprovechando la presencia en el país de técnicos de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos (ACNUDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ambos organismos pidieron al gobierno, en sus Twitter, garantizar el derecho a la libertad de expresión, de reunión y manifestación.
Presidentes del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), reunidos en Santo Domingo, instaron al diálogo en Nicaragua e hicieron un «llamado urgente» al «cese inmediato de la violencia».
Con la mediación de la Iglesia católica, el gobierno y la Alianza reanudaron el lunes un diálogo, que está estancado porque Ortega, cuyo tercer mandato consecutivo acaba en enero de 2022, no responde a la propuesta de adelanto de las elecciones de 2021 a marzo de 2019.
«No queremos en Nicaragua ni más tiranos, ni más criminales ni más violentos», dijo Báez en la misa.
El gobierno de Ortega acusa a los manifestantes de una «intentona golpista» apoyada por Estados Unidos y acusa a los manifestantes de «delincuentes» y «pandilleros».