Info General

Coronavirus: Argentina es el país con más muerte por millón de habitantes


El dato surge de las cifras difundidas por el sitio web especializado en estadística Our World In Data, una base de datos de la Universidad de Oxford. Argentina se convirtió hoy en el primer país a nivel mundial con 74.14 nuevas muertes diarias por millón de habitantes

 

Con 3.352 muertos registrados oficialmente en las últimas 24 horas por coronavirus, la Argentina se encuentra hoy liderando los países con más fallecidos por millón de habitantes.

El dato surge de las cifras difundidas por el sitio web especializado en estadística en tiempo real Our World In Data -una base de datos de la Universidad de Oxford-, y toma en cuenta exclusivamente el universo de naciones con más de un millón de habitantes.

Ayer se formalizaron más de 3000 muertes que se registraron en la provincia de Buenos Aires en las últimas semanas y que aún no figuraban en el registro oficial. La incorporación de esos datos fue la que impulsó a la Argentina -que ya se encontraba entre los primeros lugares- a la cima del ranking.

“Argentina tiene una curva de contagios que es prácticamente única a nivel mundial. Como empezó una cuarentena muy prematura no tuvo un crecimiento abrupto durante mucho tiempo, a diferencia de lo que sucedió en la mayoría de los países del mundo. A principios de marzo crecíamos a un ritmo preocupante -si uno ve los números estábamos duplicando los casos cada tres días- pero pudimos controlar la situación. Ahora, paradójicamente, como nunca pudimos cortar a nivel país la cadena de contagios sostenidamente, hemos venido aumentando lentamente, pero siempre aumentando”, explicó el físico e investigador del Conicet Jorge Aliaga al portal Infobae.

Desde el 21 de septiembre, se incrementó fuertemente la cantidad de fallecidos. Según datos oficiales, aquel lunes se registraron 429 muertes, el martes 470, 72 horas después el número era 424. Ese trágico número nunca cedió. Aunque la media móvil se mantiene estable en la Capital Federal –marcó un descenso en las últimas jornadas–, en Buenos Aires y el interior del país hay una clara tendencia alcista.

Estos tristes datos llevaron a la Argentina a convertirse hoy en el primer país con más muertes por COVID-19 a nivel mundial con 74.14 nuevas muertes diarias por millón de habitantes. El podio lo completan Guam (11.85 muertes) e Israel (10.61 muertes). Para completar el top 5, Ecuador suma 4.42 y Chile 4.24 muertes diarias por millón de habitantes.

La cuarentena dispuesta por el gobierno el 20 de marzo ayudó a que el incremento de casos sea lento y “amesetado». Sin embargo, en los últimos dos meses y particularmente en las últimas semanas hubo una aceleración de los contagios y de las muertes. Así, con más de 765 mil casos y más de 20 mil muertos acumulados por coronavirus, Argentina es ahora el octavo país con más contagios del mundo y el decimotercero con mayor cantidad de víctimas fatales, según la Universidad Johns Hopkins.

Entre las distintas situaciones que pueden ayudar a entender el lugar que ocupa la Argentina hoy, aparecen los nuevos casos registrados en varias provincias que llevaban semanas y en algunos casos meses sin casos. Según datos oficiales, Córdoba y Santa Fe vienen con una curva de casos positivos que rondan los 2.000 contagios diarios, tomando el promedio de los últimos días. En tanto, Buenos Aires mantiene su promedio de 6.000 diarios.

A casi 200 días del comienzo del confinamiento, aún la ciencia no cuenta con un fármaco preventivo, una terapéutica o tratamiento convalidado y/o aprobado por las principales autoridades sanitarias mundiales como la OMS, y más importante aún: a pesar de que hay 9 vacunas candidatas en fase 3, ninguna ha sido aprobada para ser producida en grandes cantidades y distribuida entre los grupos de riesgo primero y luego a toda la población.

La cantidad de casos positivos representa el presente, mientras que los muertos, el pasado. Recién una vez que ambas curvas hayan culminado se podrá sacar la cuenta de cuál fue la tasa de letalidad en el país y el impacto real del aislamiento.