Esta celebración surgió en la década del noventa para mejorar la calidad de vida y ayudar a la limpieza del medio ambiente.
Gracias a una iniciativa de la Comisión Europea a mediados de los años noventa se fijó el Día Mundial sin Automóvil cada 22 de septiembre y rápidamente se divulgó por el mundo. ¿El objetivo? Inicialmente fue el de desincentivar el uso del automóvil, ya que su uso a gran escala, perjudica el medio ambiente.
De esta manera, surgió la propuesta para que los ciudadanos no utilicen ese medio de transporte durante ese día y se animen a probar nuevos medios de desplazamiento.
En Latinoamérica las primeras ciudades que se sumaron fueron Bogotá y Medellín. Tiempo después se incorporó la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el marco de la Semana de la Movilidad Sustentable.
Durante esos días se realizaron diversas actividades para fomentar que los porteños dejen los vehículos y se trasladen en bicicleta o a pie. De la movida también participaron otras provincias argentinas.
Y aunque el cuidado del medio ambiente y la ecología son los ejes principales del Día Mundial sin Automóvil, también la jornada propone valorizar la salud. Ya que ejercitarse en bicicleta o caminar son maneras de frenar la velocidad, tomarse un respiro y llegar a destino con otro aire.