El gobierno demandará al pastor por 3,9 millones de dólares. Jun encabezó multitudinarias manifestaciones a pesar de que varios miembros de su iglesia habían dado positivo en los test de Covid-19
El gobierno de la ciudad de Seúl anunció que demandará por 3,9 millones de dólares a un pastor protestante a cuyas acciones se atribuye el segundo mayor rebrote de coronavirus en Corea del Sur.
El pastor Jun Kwang-hoon fue una de las figuras que lideró protestas multitudinarias contra el Ejecutivo central en Seúl el pasado 15 de agosto, pese a que el gobierno metropolitano de la capital había prohibido concentraciones.
El pastor presbiteriano -que acabaría contagiándose de coronavirus- decidió seguir adelante con los actos, a pesar de que días antes de las manifestaciones varios miembros de su iglesia habían dado positivo en los test.
La ciudad considera también que Jun dificultó las labores de los rastreadores de contactos de enfermos de Covid-19 al facilitar documentación falsa sobre los miembros de su iglesia. Jun es un pastor de extrema derecha y reconocido homófobo y racista.
Luego de ser acusado por difamación por repetir que el presidente Moon Jae-in es un espía norcoreano, organizó la marcha de protesta contra el gobierno en Seúl a mediados de agosto con olímpico desprecio de las normas de distanciamiento social.
Previo a la marcha dijo a sus fieles que la muerte por una epidemia es «patriótica» y prometió que sanarían los enfermos que acudieran.
El rebrote ligado a las reuniones en su iglesia suma más de 1.100 casos, mientras que otras 600 personas se contagiaron en la manifestación, según el gobierno central.
«Limitando los daños tan solo a los casos reportados en Seúl, los que ha sufrido el Gobierno de la ciudad, la agencia de transporte, las oficinas de distrito o el servicio público de salud se estiman en 13.100 millones de wones (11,2 millones de dólares)», reza el comunicado publicado hoy por el Gobierno metropolitano.
El portavoz municipal, Hwang In-sik, dijo hoy en rueda de prensa que esos son solo «la parte tangible de las pérdidas», informó la agencia de noticias EFE.
«Las dificultades que encararon los ciudadanos debido al endurecimiento del distanciamiento social y su impacto en la economía nacional son tan masivas que ni siquiera pueden contabilizarse», dijo Hwang.
El rebrote asociado a la iglesia de Jun y a la protesta que organizó, que obligó a restaurar restricciones, fue el mayor en Corea del Sur desde otro vinculado a bares y lugares de ocio nocturno a mediados de mayo pasado.
El endurecimiento del distanciamiento social, que recién se relajó esta semana, obligó a cerrar a establecimientos considerados de alto riesgo, como internet cafés, karaokes o discotecas, y en la región de Seúl, donde vive la mitad del país, obligó a bares, cafés y restaurantes a no aceptar clientes después de las 21.
Los abogados que representan a la iglesia niegan la acusación y exigen al gobierno central, al que acusan de no proteger a la ciudadanía, que demande a China por mentir sobre la pandemia.
Tras las manifestaciones, los casos en Seúl y el resto del país se dispararon hasta alcanzar los 441 en un solo día a fines de agosto.
El distanciamiento ha contribuido a reducir el contagio, y Corea del Sur lleva ya más de dos semanas con menos de 200 contagios diarios. El país registró hasta ahora 22.783 casos de coronavirus y 377 muertes.