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Es rosarino, se destacó en el básquet local y hoy deja una huella en Venezuela


El entrenador Pablo Favarel se consolida como integrante de las selecciones venezolanas. A la distancia, dialogó con CLG y habló de todo

Por Gonzalo Santamaría

En 2009 Pablo Favarel caminaba las calles de Rosario y diagramaba el plan de trabajo para las divisiones formativas del básquet de Gimnasia y Esgrima. Una década después, el entrenador tomó el lápiz y el papel para pensar el andar de la selección de Venezuela en su paso por el Mundial de China 2019.

Él es un rosarino de 36 años que jugaba al básquet en GER, pero en 2009, ya como parte del cuerpo de entrenadores del club auriazul, fue recomendado por el coordinador de la disciplina, Roberto Maya, para sumarse a un cuerpo técnico profesional. Quién lo acogería fue Daniel Maffei, pero el destino sería más que particular: Dubai. Una liga donde las miradas pasan más por lo recreativo que por lo profesional, a pesar de tener a todos sus jugadores muy bien pagos.

Luego regresó a Argentina y acompañó técnicamente a diferentes entrenadores en Quilmes de Mar del Plata, Olímpico de La Banda (Santiago del Estero), Libertad de Sunchales, Regatas de Corrientes y nuevamente en Olímpico. En el equipo de Santiago del Estero se cruzó con Fernando Duró, quien lo convocó para ser su ayudante en los Guaros de Lara y la selección mayor de Venezuela.

Pablo Favarel y Fernando Duró

Con el combinado nacional venezolano logró llegar al Mundial tras dos ausencias y tras quedar eliminado en la segunda ronda finalizó el trabajo de Duró y Favarel. Sin embargo, el buen proceso desarrollado llevó a los dirigentes bolivarianos a ofrecerle la renovación del contrato con un agregado mayúsculo.

Para este 2020, el equipo de trabajo se hará cargo de todo el básquet venezolano, desde la selección mayor hasta los equipos integrados por menores. “Ahora es trabajo full time”, esbozó el rosarino a CLG, aunque la pandemia llevó sus proyectos a la virtualidad.

Pablo dialogó con este medio y contó su experiencia en Venezuela y dejó su sensación del básquet de Rosario.

Hay una diferencia muy grande con Argentina, acá hay muy pocos clubes y eso lleva a que la organización esté centrada en las escuelas o academias de deportes”, detalló el entrenador. En nuestro país, la cantidad de clubes ayuda al deporte y, a pesar de que está mejorando, la estructura venezolana se ve diluída.

El básquet de Venezuela se basa en su capacidad atlética, tiene un estilo de juego cercano a los países del Caribe y en Sudamérica está dentro del top 3 de equipos (por detrás de Argentina y Brasil) y si sumamos las selecciones Latinoamericanas, se ve relegado por República Dominicana y Puerto Rico. “El ritmo del juego es más vertiginoso y no tanto táctico, pero mientras más profesional es el jugador encontrás ese nivel táctico similar al argentino”, contó Favarel.

Antes de la llegada de Duró y Favarel, Venezuela estuvo a cargo de otro entrenador albiceleste, Nestór García. Eso, según el rosarino, “ayudó a conocer la metodología de los técnicos argentinos, ya que sabían con qué se iban a encontrar”. En este sentido, y aunque reconoció “dificultades logísticas o económicas”, marcó que el trabajo con los jugadores fue “sencillo”.

El básquet en Venezuela compite con el beisbol, considerado como el deporte más popular, y con el fútbol, que en los último años fue ganando terreno entre la gente.

El cuerpo técnico planteó varios objetivos para el comienzo de este nuevo proceso que tendrán una base en programas para desarrollar la difusión y masificación del básquet venezolano.

En agosto, con las dificultades que presentó la pandemia, se oficializó la escuela de entrenadores. Favarel, frente a esto, expresó: “Es un proyecto sumamente ambicioso, esto significa nivelar a los entrenadores locales, fijarle una licencia de niveles y fortalecer sus conocimientos”.

Otro de los proyectos contempla un registro de jóvenes venezolanos que “con determinada edad y físico” sean registrados, jugando o no al básquet, para monitorear su avance. “Hay muchos jugadores adolescentes, más que nada en Estados Unidos, que los queremos registrar, saber quiénes son, donde están, cómo juegan y así aplicar el eventual cambio generacional de la selección mayor”, puntualizó el entrenador rosarino.

Con respecto a esto, Favarel destacó que el cambio generacional “no se puede hacer de forma abrupta” y por eso apuestan a una segunda generación y a una tercera, centrada en jóvenes con descendencia venezolana que está en el exterior.

Otro de los proyectos está relacionado con el básquet femenino y para ello también se contrató un DT argentino como Eduardo Pinto, con amplia trayectoria en la selección argentina, en mayores y juveniles.

La pandemia frenó la liga y las autoridades están pensado en jugar una competencia especial, de no más de 50 días en una burbuja deportiva, al mejor estilo NBA.

Vivir en Venezuela

El entrenador rosarino reveló que cuando contó con ironía que iba a viajar al país vinotinto la “gente pensaba que me iba a Irak y de hecho algunos todavía piensan que estoy en la Franja de Gaza”.

Sin embargo, la estadía de cuatro años le dejó grandes momentos, tanto en Lara como en Caracas, y siente que se encuentra cómodo. “El venezolano es muy gentil, te hace sentir parte y en ningún momento te hacen sentir incómodo, de hecho es al revés. Hice muchos amigos por la parte humana del venezolano”, detalló Pablo ante CLG.

Un momento de tensión fue el vivido en marzo de 2019 cuando se produjo un gran apagón nacional por una falla en la central hidroeléctrica venezolana en Gurí, estado de Bolívar, en el suroriente de Venezuela, que abastece casi el 70% de la electricidad en el país: “Como todo país se fueron solucionado las cosas más rápido en la capital y tardaron más en el interior”. Algunos estados quedaron sin energía por siete días.

¿Qué pasa en Rosario?

A pesar de una década viajando atrás del básquet nacional e internacional, Pablo conoce muy bien el deporte local, como jugador y por estar dirigiendo siete años las divisiones inferiores de GER.

En Rosario hay casi 45 clubes que juegan el deporte, a nivel amateur hay mucha actividad y, como expresó Favarel, “nunca se terminó de dar el paso para tener un equipo en el máximo nivel del país”.

“Una respuesta precisa no tiene”, consideró el técnico local, quien agregó que la influencia del fútbol en el rosarino puede ser una de las cuestiones y “después todos los que somos miembros de Rosario nunca nos aunamos atrás de una idea de tener un equipo que nos represente a nivel nacional”.

Para el rosarino hay jugadores, entrenadores, árbitros, preparadores físicos y periodistas “súper capacitados para estar en el básquet profesional” pero “la inexistencia de una plataforma para que ellos se desarrollen hace que todo eso se diluya”.