Para los pequeños agricultores, la ausencia de lluvias afecta severamente sus economías ya que sin agua ni alimentos para cabras, ovejas, porcinos y vacas las pérdidas son "devastadoras"
La sequía en la región del Gran Chaco sudamericano, que también afecta a la Cuenca del Plata, es «la más intensa» de los últimos 20 años, según los especialistas, y tiene entre otras graves derivaciones incendios, mortandad de ganado y pérdida de cultivos para pobladores de tres provincias del norte argentino.
En simultáneo están «las bajantes extremas en los ríos Paraná, Iguazú, Uruguay y Paraguay que dan cuenta de este fenómeno. La proliferación de incendios en toda la región es otro indicador bien claro de la crítica situación que se está viviendo», dijo a Télam Luis María De la Cruz, titular del Sistema de Monitoreo Participativo y Alerta Temprana del río Pilcomayo.
Para los pequeños agricultores, la ausencia de lluvias afecta severamente sus economías ya que sin agua ni alimentos para cabras, ovejas, porcinos y vacas las pérdidas son «devastadoras», según explicó a Télam el referente del Frente Nacional Campesino (FNC), Benigno López.
Al detallar el comportamiento de «la seca» como también se le dice, De la Cruz detalló que entre 2015 y 2019 «la superficie promedio de incendios para el primer semestre del año es de 586.510 has pero para el mismo período en 2020 fue de 2.348.371 hectáreas».
Además consideró «llamativo» que el mayor número de incendios ocurriera en marzo «mes que regularmente mantiene mucha humedad en el suelo y la vegetación. Este año la sequía cambió la situación» aunque aclaró que en el informe https://firms.modaps.eosdis.nasa.gov/ Modelo MODIS Terra/Aqua Global Burned Area Product (MCD64A1) enviado a Télam «no están julio y agosto, que presentaron un mayor número de incendios que los meses anteriores».
De la Cruz también señaló que en algunos lugares del Gran Chaco «la última precipitación importante se produjo en octubre de 2019» y que hubo lluvias esporádicas y de poco volumen aunque también se pueden presentar precipitaciones intensas siguen períodos prolongados sin lluvias y altas temperaturas medias.
«Esto hace que la situación en diferentes regiones del chaco se torne en insostenible para la producción agropecuaria e incluso para la vida silvestre», destacó el investigador.
Sobre el impacto de sequía e incendios en las economías de los pobladores, López del FNC estimó que unas 12 mil familias que integran organizaciones de base están «desesperados por la situación de emergencia y desastre agropecuario. Hay mortandad en la ganadería campesina porque el agua es muy escaso y forraje casi no queda, mueren animales menores y mayores, los pastizales están desapareciendo por heladas, sequía y fuego».
«Los montes están empobrecidos y degradados ya nos queda alimento para los ganados en un 90% de los casos. La mortandad en ganadería menor está en alrededor del 60% y en ganadería mayor en un 30%, las perdidas tienden a empeorar en las zonas donde no llueve y no hay forraje, mientras donde caiga lluvia se moderará. Con apoyo del Estado la recuperación llevara años, pero sin políticas públicas adecuadas muchos establecimientos desaparecerán como tal», precisó el referente formoseño.
Pobladores integrantes de El Jabalí, asociación campesina de base que viven en parajes y localidades que no figuran en los mapas como El Misterio, Las Flores, El Placer, Gauchito Gil, San Salvador o San Expedito que quedan cerca de Taco Pozo en el extremo sudoeste de la provincia del Chaco, están muy mal por estos meses según relataron a Télam.
«Los animales comen a campo abierto, de lo que da el monte. Si las cabras no comen adelgazan, no tienen leche para sus crías y se mueren. Es muy doloroso para nosotros. Por ahora pedimos ayuda alimentaria, pasturas para zafar de este momento. Una vez dieron, una mezcla de avena y de todo un poco», precisó un vocero de los campesinos.
Desde Los Blancos, departamento Rivadavia Banda Norte, en pleno chaco salteño, Débora Taboada envió a Télam un vibrante video que refleja la extrema situación por la que atraviesan los pobladores y sus haciendas por la sequía.
De la Cruz describió en detalle la situación climática de las tres provincias más afectadas, Chaco, Salta y Formosa donde «la falta de agua y forrajes» mata los animales vacunos y, al mismo tiempo los incendios «destruyen áreas importantes de pasturas, establecimientos apícolas, infraestructuras ganaderas e imposibilita el paso por los caminos rurales».
Además, «las limitaciones de movilidad interprovincial e intraprovincial (en Formosa especialmente) impiden a los productores tomar medidas rápidas para el control de los incendios en sus campos o la adecuación de sus sistemas de producción ante la falta de agua».
Respecto de las comunidades indígenas del oeste de Formosa y este de Salta, el especialista destacó que están «afectados» sus sistemas de vida y de producción, ya que debido a la intensa bajante y a las condiciones de sequía extrema, el río Pilcomayo no abastece de pescado como años anteriores; observándose una merma significativa de cardúmenes y de especímenes por cardumen.
En cuanto al pronóstico, De la Cruz analizó que las probabilidades de desarrollo de La Niña «son altas para los próximos meses y las perspectivas de salir de la presente crisis de sequía se extienden hasta por lo menos febrero de 2021».
«De acuerdo a las previsiones climáticas de largo plazo, se espera que hasta 2024 el clima en general en la región tenga una tendencia hacia situaciones secas; lo cual obligaría a los productores y pobladores de la región a desarrollar estrategias de adaptación importantes, con inversiones altas en cuanto a acceso al agua y a los alimentos para el ganado», completó.