Este lunes se cumplió la primera jornada desde que el gobernador Omar Perotti comunicó las nuevas medidas restrictivas, lo que significó que muchos comercios no abran sus puertas
Desde el pasado sábado en cinco departamentos del sur de la provincia de Santa Fe, entre los que se encuentra Rosario, entraron en vigencia nuevas restricciones para evitar la circulación de la población. Entre las medidas, que buscan frenar la circulación del coronavirus, se encuentra el cierre de los bares y comercios para la atención al público.
No obstante, los bares y restaurantes aún pueden trabajar bajo la modalidad delivery o take-away.
CLG salió a recorrer el centro rosarino y dialogó con aquellos comerciantes que, a pesar de no frenar su actividad, el cierre de sus puertas los afectó considerablemente.
«Se vende poco y nada», señaló uno de los primeros comerciantes y apuntó que a diferencia del primer cierre sufrido allá por el 20 de marzo, este «cambia bastante por el tema de los precios y el descontento de la gente».
Una de las empleadas de un negocio evidenció que «prácticamente estamos sin trabajar hoy» debido a que no hay «nada de gente y está todo cerrado».
«Nosotros tenemos trabajo, pero el tema está en quienes no», consideró la tercera consultada por este medio y detalló que «los impuestos siguen corriendo» para los comercios, estén abiertos o no.
Este local el sábado se predispuso a abrir, ya con las nuevas restricciones funcionando, con las «persianas altas» pero los oficiales de la Guardia Urbana Municipal indicaron que no podían hacerlo de esa forma por lo que «reacondicionaron» el local para volver a abrir este lunes. «La vez anterior podíamos tener la persiana alta y la gente veía que estaba abierto, ahora no podemos», contó la mujer.
Por último, consideró que si esta medida de restricción «es una mejora para que todos estemos mejor, está bien», aunque mostró su preocupación por la duración de la misma.