Por Diego Añaños
La Argentina está dando los últimos pasos del proceso de reestructuración de su deuda. Durante el fin de semana anterior el Ejecutivo emitió el decreto 676/2020 en el que figura la enmienda que se presentó el día lunes ante la Comisión de Valores de los EEUU en Washington. En el mismo se publican los detalles para la reestructuración de U$S66.137 millones de títulos elegibles bajo ley extranjera. Según se establece en el nuevo cronograma, el período de aceptación de la oferta se extendió hasta el 28 de agosto, pero no se cambia la fecha de liquidación de las operaciones, establecida para el 4 de septiembre. De acuerdo a los datos provenientes de la Secretaría de Financiamiento, ese mismo día se concretará el canje de los títulos locales, cuyo monto asciende a U$S41.715 millones. De este modo, la suma total de los bonos elegibles para la operación alcanzará los U$S107.852, e incluirá tanto el tramo internacional como el nacional.
La oferta estará abierta desde las 17:00 (hora de Nueva York) del 24 de agosto hasta las 17:00 (hora de Nueva York) del 28 de agosto. La fecha de anuncio de los resultados será el 31 de agosto, “o lo antes posible de allí en adelante” (sic). Como decíamos arriba, la fecha de liquidación continuará siendo el 4 de septiembre, nuevamente, “o lo antes posible de allí en adelante”(ídem).)
La publicación en el Boletín Oficial fue acompañada por el aval de la comunidad financiera internacional con respecto a las nuevas cláusulas acordadas con los acreedores. Tanto el G-24, que es una organización gubernamental de países en desarrollo focalizada en cuestiones monetarias, como la EMTA (Emerging Markets Traders Asociation), expresaron públicamente su apoyo a las gestiones llevadas adelante por Martín Guzmán y su equipo ante los comités de acreedores.
Como destaca el diario Ámbito Financiero, la fecha del cierre de la oferta (28 de agosto), tiene un significado especial, ya que ese mismo día se cumplirá un año del anuncio de Hernán Lacunza de la primera postergación unilateral de los vencimientos de deuda de la Argentina. No sé si decir que es paradójico o sorprendente, pero la cuestión es que a menos de un año del inicio del incumplimiento por parte de la Argentina de sus compromisos financieros, sea un gobierno de otro signo político el que haya tenido que cargar con la responsabilidad de resolver el problema.
Tal vez pocos lo hayan recordado, pero el 12 de agosto, miércoles de la semana pasada, también se cumplió un año de otro acontecimiento relevante. Se conmemoró un año del comienzo de la derrota de Mauricio Macri, luego de perder por un margen inesperado en las PASO, 47,6% a 32%. La conferencia de prensa post comicios fue uno de los capítulos más negros en la historia política del ex presidente. Un Macri desencajado, fuera de sí, muy cansado, pero aún más enojado, virtualmente amenazó a los votantes con la catástrofe que se avecinaba si sostenían su decisión en las generales. A tal punto llegó la ira del ex presidente que incluso invirtió la carga de la prueba, diciéndole al electorado que debía analizar seriamente las consecuencias de su voto. El mensaje sonó así: “Los mercados han votado, y ya han rechazado la opción kirchnerista, por violenta y anti-republicana, sepa el pueblo escuchar la voz de los mercados”. Queda en la memoria de los argentinos, y para el análisis de los profesionales de la salud mental, una frase que quedó resonando aquella noche: “La elección no sucedió”. Pido que me releven de cualquier otro comentario.
Como todos también recordarán, la tormenta económico financiera se desató (o fue desatada, dejo para cada uno la interpretación de los hechos) al día siguiente, el lunes 12 de agosto de 2019. El dólar que había cerrado el viernes anterior a $46,15, llegó a pagarse $60, para cerrar finalmente $57,30. Las Bolsa argentina registró uno de los peores y bruscos descensos de su historia al desplomarse un 37% en un solo día. Sobre el mediodía, el Banco Central, decidió llevar la tasa de interés de política monetaria al 74% (basta recordar que antes de ese aumento ya teníamos la tasa de interés más alta del mundo, casi triplicando la de Venezuela).
Lo demás es historia conocida, y no es de extrañar que quince días después Lacunza se haya visto obligado a salir a declarar la cesación de pagos de la Argentina. Claro que lo hizo de un modo original, y por demás de elegante: el país iba a reestructurar su deuda y a REPERFILAR sus pagos con el FMI.
No perdamos la memoria, porque cuando nuestros nietos pregunten por qué fueron tan importantes las gestiones de Alberto Fernández y Martín Guzmán para saldar la deuda heredada del gobierno de Cambiemos, tendremos que contarles esta historia, para que, esperemos, no vuelva a ocurrir nunca más.