Sara Netanyahu, la esposa del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, fue inculpada este jueves por «fraude» y «abuso de confianza» tras una larga investigación, acusada de haber reclamado indebidamente unos 100.000 dólares en comidas, dijo el ministerio de Justicia.
Este es el último quebradero de cabeza legal para Netanyahu y su familia, ya que las autoridades investigan al primer ministro por presunta corrupción en varios casos.
«El fiscal del distrito de Jerusalén presentó cargos recientemente contra la esposa del primer ministro», dijo el ministerio de Justicia.
A Sara Netanyahu se la acusa de haber declarado falsamente, junto a un asistente, que no había cocineros disponibles en la residencia oficial del primer ministro y pedir «cientos de comidas de catering externos a cargo del erario público».
Entre 2010 y 2013, Netanyahu, su familia e invitados recibieron «fraudulentamente del Estado cientos de comidas preparadas (cada una con varios platos) por un valor de 359.000 séqueles», es decir, 85.600 euros o 99.700 dólares, según el acta de acusación.
Sara Netanyahu, muy presente junto a su marido durante su largo periodo a la cabeza del gobierno israelí, desmiente todo tipo de delito.
Según el acta de acusación, las comidas se pedían a varios establecimientos conocidos de Jerusalén, entre ellos un restaurante italiano, un caro local de Oriente Medio y un establecimiento de sushi.
La fiscalía solicitó que el juicio se celebre ante un panel de tres jueces, debido a la «sensibilidad pública» del caso.
Acusaciones al primer ministro
Estas acusaciones llegan en un momento en que el propio primer ministro está bajo escrutinio por una serie de presuntos casos de corrupción.
En uno de los casos, Benjamin Netanyahu y miembros de su familia son sospechosos de haber recibido un millón de séqueles [240.000 euros, USD 285.000] en puros de lujo, champán y joyería de adineradas personalidades a cambio de favores financieros o personales.
En otro de los casos los investigadores sospechan que el primer ministro intentó alcanzar un acuerdo con el propietario de Yediot Aharonot, uno de los principales diarios israelíes, para lograr una cobertura más favorable.
Netanyahu defiende su inocencia y afirmó que permanecerá en el poder, asegurando que es víctima de una «caza de brujas».
También es sospechoso de conceder favores gubernamentales a Bezeq, el grupo de telecomunicaciones más importante de Israel, a cambio de que se le diera una cobertura noticiosa favorable a él y a su esposa en una página de noticias.
La semana pasada fue interrogado como testigo en una investigación por presunta corrupción en la compra por el Estado de tres submarinos alemanes fabricados por el gigante ThyssenKrupp.
Netanyahu no es considerado sospechoso, pero algunos de sus socios más cercanos han sido interrogados en varias ocasiones.
A pesar de estos casos, las encuestas de opinión muestran que el partido de Netanyahu, el conservador Likud, seguiría siendo el más representado en el parlamento si las elecciones previstas en noviembre de 2019 se celebraran ahora.