La industria que ocupa a caso un millón de personas a lo largo y ancho del país está desde marzo paralizada. Y desde el sector piden volver a las pistas
El turf argentino tiene una lista de oficios que se componen por entrenadores, jockeys, criadores, peones, variadores, capataces, herreros y propietarios de los pura sangre de carreras.
Tampoco puede quedar afuera el personal de los hipódromos, todas esas mujeres y hombres que trabajan vendiendo boletos y atendiendo los bares. Todos ellos, gente de trabajo que ha sostenido esta pasión desde el 7 de mayo de 1876 a la fecha.
Un censo realizado en 2017 reflejó que el turf es una industria que ocupa a cerca de un millón de personas a lo largo y ancho del país. Ese estudio fue preparado para notificarlo al entonces presidente Mauricio Macri en momentos que la crisis del sector crecía de manera sostenida.
El coronavirus ahora tiene parada a esa industria desde marzo pasado cuando comenzó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) en el territorio nacional.
En la Villa Hípica del Hipódromo de Palermo, ubicada en la Avenida Del Libertador y Olleros, se está viviendo una situación de incertidumbre, como en San Isidro.
El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no hizo ninguna apertura al momento de flexibilizar la cuarentena, por lo cual el turf deberá seguir esperando para poder poner en marcha sus actividades.
Un grupo de entrenadores de Palermo, integrado por Juan Saldivia, María Álvarez, Martín Garrido y Mariano Iguacel, entre otros, tratan en estos días de mantener encendida la llama del turf dentro de la Villa Hípica.
«Acá hay 900 caballos porque unos 250 ya se fueron. Sus propietarios decidieron llevárselos para no seguir pagando la cuota mensual de la cuida. Esto, más la incertidumbre de no saber cuándo vamos a correr, nos tiene muy mal», sostuvo María Álvarez en diálogo con la agencia de noticias Télam.
«Acá hay 80 mil puestos de trabajo en juego, todos los días entran a la Villa unas dos mil personas que se dedican a trabajar en los distintos stud. Hay entrenadores (100), hay jockeys, hay peones (casi 500), hay veterinarios, hay herreros, hay variadores, hay capataces y no nos podemos olvidar de los trabajadores de los hipódromos. Acá hay trabajo y no nos podemos sentar a mirar cómo ese trabajo se termina», reclama.
Juan Saldivia, mano derecha del cuidador Roberto Pelegatta, agrega: «Mantener el turf de pie no es nada fácil. Todos tenemos que estar juntos en esta lucha».
Walter Suárez, cuidador y marido de Álvarez, explica: «Cuidar un caballo de carreras sale algo así como 30 mil pesos por mes. A eso hay que agregarle gastos de medicamentos y alimentos. Hay varios propietarios que optaron por no seguir y se llevaron los caballos al campo. Esto, así no es negocio para nadie».
Como en todos los casos donde hay conflicto, hay gente que no puede aguantar más y hay quienes tienen espalda para seguir esperando.
«Acá en la Villa, en todo este tiempo, no hubo un solo caso de coronavirus. Todos estamos respetando los protocolos y la distancia obligatoria», advierte Álvarez, una mujer respetada en la Villa por su conducta para llevar adelante el reclamo de la gente del turf.
¿Podrán volver a correr en septiembre? «Por ahí, antes que termine agosto, podríamos volver con una reunión sin público. Tenemos esa esperanza porque la esperanza es lo último que se pierde».
El avance o retroceso de la pandemia será clave para la vuelta del turf. Las autoridades del Hipódromo Argentino de Palermo confían en recibir pronto el permiso del gobierno porteño.
De todos modos, los trabajadores del sector organizaron una carpa de protesta para el próximo jueves sobre Libertadores, frente a la tribuna oficial de Palermo, donde habrá invitados y discursos para exponer la dura realidad del sector.
Panorama complicado para el turf, una actividad que lucha con todo lo que tiene para poder volver lo antes que se pueda. «Los jockeys se salen de las gateras», dijo a Télam Wilson Moreira, uno de los jinetes más importantes de la Argentina. «Todos queremos correr ya, eso es lo que cada uno siente», suplica.