Este sábado se realizaron masivas protestas. Los manifestantes tomaron edificios públicos y quemaron una foto del presidente. Tras las marchas, el primer ministro realizó el anuncio
Miles de personas se acercaron este sábado a la Plaza de los Mártires en Beirut por la tan esperada manifestación popular antigubernamental en protesta contra el sistema político de Líbano, acusado de ser responsable de las explosiones que devastaron el puerto el martes.
Las protestas estuvieron lideradas por oficiales retirados del Ejército libanés, quienes tomaron la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores y también se reportaron incidentes con las Fuerzas de Seguridad. Tras las masivas protestas, el primer ministro libanés, Hassan Diab, propuso hoy elecciones legislativas anticipadas.
En la primera escaramuza de la jornada de protestas, policías dispararon gases lacrimógenos contra una columna de manifestantes que trató de derribar una rejas colocadas en torno al edificio del Parlamento en Beirut, informó la cadena de noticias Al Jazeera.
Mientras la plaza se iba llenando, los manifestantes montaron una serie de falsos patíbulos de horcas en la plaza, que simbolizan la voluntad popular de colgar a los hombres en el gobierno y representantes institucionales que tuvieron responsabilidad en el brutal estrago.
Uno de los lemas difundidos en las redes sociales es «arme la horca», con la imagen de fondo de la grúas portuarias convertidas en horca. «Vamos a colgarlos a todos!», dice otro eslogan, en nítido reflejo de la indignación.
Por otro lado, un grupo de manifestantes tomaron bajo su control varios ministerios, incluido el Ministerio de Exteriores del Líbano, que fue declarado «sede central de la revolución» contra el gobierno del primer ministro Hassan Diab.
La elección de esa cartera como «sede revolucionaria» se debe a que, un día antes de la trágica explosión, el canciller Nassif Hitti presentó su renuncia denunciando la falta de voluntad para implementar reformas en el gobierno.
También se registraron ataques contra sedes de bancos y edificios públicos y quemaron el retrato del presidente del país, Michel Aoun. Ante esto, se produjeron incidentes entre manifestantes y efectivos de las Fuerzas de Seguridad.
Las imágenes muestran a oficiales antidisturbios, equipados con escudos, avanzando para dispersar a la multitud en las calles centrales, mientras el gas lacrimógeno se dispersa en el aire.
Además, se oyeron disparos en el lugar donde se desarrollaban las manifestaciones en el centro de la capital. La Policía confirmó que se dispararon balas, aparentemente de goma.
Al menos 238 personas resultaron heridas esta jornada durante los enfrentamientos y 63 de ellas fueron trasladadas a hospitales, según la Cruz Roja libanesa. Además, un oficial de policía murió en las protestas, sostuvo un portavoz de institución policial. En el área también aparecieron vehículos de emergencia para prestar atención a los heridos.
La explosión: un final anunciado
Se trataron de las primeras protestas tras la impresionante explosión ocurrida el pasado martes en un depósito del puerto de Beirut, donde estaban almacenadas más de 2.700 toneladas de nitrato de amonio, una sustancia explosiva, confiscadas a un barco de carga en 2013.
El estallido, aún no esclarecido, provocó la muerte de más de 150 personas, heridas a otras mil, además de forzar el desplazamiento de 300 mil de habitantes de las zonas destruidas, lo que gestó ira y encono popular.
Las pérdidas se estiman en hasta 15.000 millones de dólares, y la destrucción del principal puerto genera temores a una crisis alimentaria en un país que importa casi todos los productos vitales que consume.
La explosión al parecer fue causada por un incendio en un depósito del puerto que alcanzó otro donde se almacenaban, sin medidas de seguridad,
Las pérdidas se estiman en hasta 15.000 millones de dólares, y la destrucción del principal puerto genera temores a una crisis alimentaria en un país que importa casi todos los productos vitales que consume. La policía ha detenido a 16 funcionarios como parte de la investigación.
Sin embargo, más allá del motivo, para muchos libaneses, la detonación fue la gota que rebalsó el vaso tras años de corrupción por parte del grupo relativamente reducido de líderes que ha dominado la política desde el fin de la guerra civil que desangró al país entre 1975 y 1990.
Con el pasar de las horas y la aparición de testimonios y evidencia que demuestra que todos los niveles del Estado sabían de la existencia de las toneladas de nitrato de amonio en el puerto y su peligrosidad, la tensión política y el clima de indignación social están escalando en el país.
Adelanto de elecciones
En medio de las manifestaciones, el primer ministro del país de Medio Oriente Hassan Diab manifestó su intención que se adelanten los comicios para renovar el Parlamento.
«Asumimos nuestras responsabilidades y sabíamos que el país estaba en un estado de colapso político, financiero y administrativo«, admitió Diab, citado por el diario L’Orient-Le Jour.
«Sin embargo, solo podremos salir de la crisis estructural en Líbano organizando elecciones legislativas anticipadas para producir una nueva clase política», agregó.
El líder del Gobierno, que formó su gabinete en enero pasado tras la renuncia en octubre de Saad Hariri por la presión de una ola de protestas antigubernamentales, dijo que enviaría la propuesta el lunes al Consejo de ministros y que estaba dispuesto a permanecer dos meses en el poder hasta lograr un acuerdo de las fuerzas políticas al respecto; algo que aún no está claro.
«La gente tiene derecho a estar furiosa. Estoy dispuesto a asumir la responsabilidad durante dos meses hasta que todas las partes lleguen a un acuerdo para la siguiente etapa y el lunes recomendaré al Gabinete que llame a elecciones anticipadas», expresó Diab en un discurso.
Solidaridad internacional
Decenas de países ya han enviado o prometido ayuda para el Líbano, y el presidente francés, Emmanuel Macron, que esta semana estuvo en el país árabe, presidirá mañana una conferencia internacional virtual para recaudar fondos para la reconstrucción de Beirut. El papa Francisco, en tanto, se comprometió con un cuarto de millón de euros.
Las muestras de solidaridad continuaron hoy con la visita a Beirut del secretario general de la Liga Árabe, Sami Gemayel; del presidente del Conejo Europeo, Charles Michel, y del vicepresidente y el canciller de Turquía, quienes se reunieron con las autoridades nacionales.
Entre los muertos hubo 43 sirios, dijo la embajada siria en Beirut. En el Líbano viven cerca de 1 millón de refugiados sirios.
La Cancillería de Países Bajos, por su parte, informó hoy que la mujer del embajador en el Líbano también murió de las heridas sufridas en el estallido del martes.