El hecho obligó a que unas 70.000 personas fueran aisladas y pone en duda la realización de los comicios regionales del próximo domingo en Galicia
El brote de coronavirus que obligó a confinar este fin de semana a 70.000 personas de una zona de la costa gallega, amenaza ahora la realización de los comicios regionales del próximo domingo en Galicia, región que junto con el País Vasco tiene previsto ir a las urnas en plena etapa de convivencia con la enfermedad.
La suspensión de las elecciones de Galicia a seis días de la feche definida es una decisión drástica que el presidente gallego y favorito para la reelección, Alberto Núñez Feijóo, al día de hoy no se plantea, pero tampoco lo descarta si el brote de coronavirus de A Mariña, un área de la costa de Lugo, se extiende y afecta a una proporción mayor del electorado.
Así lo aseguran medios españoles que citan al entorno del presidente gallego, el único líder regional del Partido Popular (PP) que gobierna con mayoría absoluta en una región de España y cuya hegemonía en principio no está en cuestión.
Los temores sobre una eventual postergación surgen de la decisión del gobierno gallego de confinar a más de 70.000 personas de 14 municipios, adoptada ayer como medida de «prevención» que se extenderá hasta el viernes, por lo que no impediría que estos ciudadanos -los no infectados o bajo sospecha- voten el domingo, según informó el diario La Voz de Galicia.
Sin embargo, la medida de confinamiento que afecta a un 20% del padrón, reavivó el miedo al contagio que puede influir en la participación electoral y, por lo tanto, en el desenlace de unas elecciones que se presentaban como resueltas.
Mientras la oposición del Bloque Nacionalista Galego (BNG) pidió que se suspendan los comicios, Feijóo dijo que el brote estaba «bajo control» y garantizó que «tomará todas las medidas necesarias para preservar la salud de los gallegos».
«Ir a votar será tan seguro como ir a la farmacia», afirmó hoy el líder conservador, al que todas las encuestas otorgan una clara mayoría absoluta, que incluso podría ser de 43 diputados, dos más que hace cuatro años, con lo que igualaría el récord del fallecido caudillo Manuel Fraga, quien gobernó durante 15 años la norteña región.
En el PP gallego confían en que una caída del 10% de la participación respecto a 2016, que fue del 64%, no supondría un problema, pero que si el ausentismo llega al 20%, cercano a lo que ocurrió en las recientes elecciones municipales de Francia, entonces el panorama sí podría ser imprevisible.
Los conservadores dependen mucho del voto de las personas mayores y pensionistas, la población de mayor riesgo en la crisis del coronavirus y con mayor temor al contagio.
A pesar de que la pandemia de Covid-19 dejó más de 28.000 muertos en España, transformó la vida de los ciudadanos y dejó una grave crisis económica y social, las primeras elecciones desde que comenzó la emergencia, que se celebran en simultáneo en Galicia y el País Vasco no parece que vaya a alterar el mapa electoral, por el contrario, refuerzan a ambos presidentes regionales.
Tanto Núñez Feijóo como Íñigo Urkullu, el jefe de gobierno vasco -al que los sondeos otorgan el triunfo y volvería a gobernar con apoyo de los socialistas-, forjaron liderazgos moderados muy identificados con sus regiones y tuvieron un papel clave en la crisis del corornavirus reclamando participar de las decisiones del Ejecutivo central del socialista d Pedro Sanchez.
Aunque más de 250.000 residentes en Argentina pueden votar en los comicios de Galicia y unos 60.000 para el País Vasco, el voto es rogado, es decir que se tiene que solicitar (el plazo venció el 16 de junio), un método que desde que entró en vigencia en 2011 presiona a la baja la participación, lo que derivó en una pérdida del peso de los votos de los españoles en el exterior.