La teoría de la sincronización de la menstruación entre mujeres que conviven o pasan muchas horas juntas surgió hace más de 50 años. ¿Mito o realidad?
La sincronización de la menstruación es un mito popular que se escucha desde hace unos 50 años. Esta idea surgió cuando la psicóloga Martha McClintock publicó el resultado de un estudio que llevó a cabo con mujeres que convivían en una residencia estudiantil.
La teoría indica que, con el tiempo, las mujeres que conviven, o pasan muchas horas juntas, se observa una sincronía del periodo menstrual. Según McClintock, su teoría fue confirmada. Más tarde, se habló de que las feromonas serían las responsables de dicha sincronización.
¿Qué son las feromonas?
Las feromonas son un tipo de ectohormonas que han sido estudiadas en ratones y otros mamíferos. Juegan un papel importante en la comunicación y el comportamiento entre individuos de la misma especie.
En el caso de los seres humanos, la comunicación con feromonas no se ha demostrado en términos estrictos. Por este motivo, no podríamos concluir que la teoría de la sincronización de la menstruación entre las mujeres esté avalada por este mecanismo hormonal. Lo cierto es que harían falta más estudios para afirmar o negar esta teoría.
¿Cómo se regula el ciclo menstrual normal?
En la actualidad, hay mucho conocimiento sobre la fisiología femenina. Es un tema que ha sido estudiado en profundidad y que se sigue desarrollando.
Desde el nacimiento, en los ovarios se encuentran los óvulos. Estos permanecen allí, sin modificaciones, hasta el comienzo de la pubertad. A partir de los cambios puberales, y durante toda la etapa fértil, la mujer experimentará mes a mes un proceso llamado ciclo menstrual o menstruación.
La regulación de los ciclos se produce a través de efectos estimuladores e inhibitorios por parte de hormonas en el cerebro y en los ovarios. Las hormonas hipotalámicas involucradas (LH y FSH) son liberadas de manera periódica por un área del cerebro llamada hipotálamo, con acción directa en los ovarios.
Como resultado de la secreción hormonal, el ovario responderá liberando un óvulo maduro y hormonas esteroides, diferentes a las liberadas por el hipotálamo. El óvulo liberado se encontrará listo para ser fecundado y, en caso de ser alcanzado por un espermatozoide en condiciones, dará paso al huevo cigoto.
Durante esta etapa se producirá también un engrosamiento del endometrio, que es la capa interna del útero. Si el óvulo es fecundado, se implantará en el endometrio engrosado unos días más tarde. Si por el contrario, no sucede la fecundación, el endometrio sufrirá ciertos cambios que llevarán a su desprendimiento.
Todo el proceso que describimos se repetirá con una periodicidad de 28 a 35 días. Por convención médica, el primer día de la menstruación se llamará día 1 del ciclo, y desde allí se realizará la cuenta para establecer los días más fértiles, por ejemplo.
¿Qué se sabe sobre la variabilidad entre las menstruaciones?
En general, los ciclos menstruales son poco variables entre los 20 a los 40 años. Es decir, que esta es la etapa de mayor regularidad en cuanto a fechas y repeticiones mensuales de los signos de la menstruación.
Previo a los 20 años, y posterior a los 40, es donde se experimentan los mayores cambios entre ciclos sucesivos. Esto quiere decir que pueden ser irregulares con frecuencia superior. Varias situaciones pueden generar variabilidad en la regularidad menstrual, además de la edad.
En la adolescencia es frecuente la irregularidad de la regla porque el sistema hormonal todavía no ha alcanzado la madurez adecuada. Esto también sucede en las mujeres mayores de 40 años, hasta la menopausia, pues la reserva de ovarios se está agotando.
Además, el estrés, la obesidad, el bajo peso, los problemas tiroideos, medicamentos, y ciertas enfermedades como la diabetes, también pueden provocar irregularidades en la menstruación. Los cambios pueden ser puntuales, de un ciclo en particular, o prolongarse en el tiempo por varios meses.
La evidencia no es concluyente sobre la sincronización
En el año 2006, Ziomkiewicz, un profesor asociado de la Jagiellonian University, realizó un estudio similar al de McClintock, concluyendo que no se observó sincronía entre las mujeres que participaron del mismo. Podemos decir, entonces, que todavía no hay evidencia concluyente de la existencia del fenómeno de sincronización menstrual, ni de las feromonas en humanos.
Por eso la creencia sobre la sincronización, a pesar de que muchas mujeres sigan afirmando su veracidad, seguirá encasillada dentro de la categoría de mito. Quizás, en el futuro, las investigaciones demuestren el punto de contacto y lo prueben.
Con información de MejorConSalud / Karina Valeria Atchian – Médica graduada de la UBA