Se trata del múltiple campeón panamericano, José Domínguez, que se encarga de llevar adelante esta iniciativa solidaria durante el aislamiento
El esgrimista José Domínguez, múltiple campeón panamericano, comenzó con la fabricación de máscaras para luchar contra el coronavirus y donó su producción a hospitales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipios del conurbano bonaerense.
«En marzo, cuando volvía de mi último torneo, el Grand Prix de Westen en Hungría, noté que se complicaba la situación con el coronavirus. Entonces empezaron a surgir en foros internacionales y en grupos de diseños locales posibles implementos para realizar con las impresoras 3D», explicó Domínguez en declaraciones a Télam.
«Lo que permite esa tecnología es crear un producto muy rápidamente, no en su fabricación (cada máscara tarda una hora aproximadamente) pero sí en la velocidad de generar un nuevo producto», detalló.
«Ni bien llegué a Buenos Aires, compré unos rollos de plástico y comencé a fabricar lo que creí que iba a ser el producto mas fácil de implementar, que no necesitaba un chequeo de Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) y arranqué por esa máscara», comentó.
Domínguez de 36 años, siete veces campeón argentino, representante del club Flamberge, es diseñador industrial recibido en la Universidad de Buenos Aires en 2007.
«Hasta ahora fabricamos entre 350 y 450 máscaras. Los insumos los pagué yo y amigos médicos y otras personas me ayudaron a comprar algún rollo de material. Todo lo que fabriqué se donó, no se vendió nada», aseguró.
«Tengo una impresora 3D y el máximo que produce son dos máscaras cada una hora 40 o 50 minutos. Es la capacidad máxima que tiene», aseveró el bonaerense.
«Las máscaras fueron entregadas a los hospitales Udaondo y Pirovano, el de campaña que se hizo en Campo de Mayo y a la Municipalidad de San Miguel y a algunos lugares más», manifestó.
Domínguez, que busca su clasificación para los Juegos del año próximo, ganó la medalla de plata en espada individual en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los de Lima 2019 en espada por equipos, entre otros logros continentales.
«La postergación de los Juegos es más que lógica. Me perjudicó: estaba al final de la carrera olímpica y haber realizado el esfuerzo durante un año que dura el ciclo de clasificación para que en la última prueba se cancele todo y no saber que va a pasar es complicado. Tenés que volver a arrancar, sobre todo pensando que tengo 36 años y es mi ultima oportunidad de un Juego Olímpico», admitió.
Domínguez realiza el aislamiento social, preventivo y obligatorio en su departamento en Belgrano, donde cumple con su rutina de trabajos que le envían los entrenadores del seleccionado nacional por aplicaciones.
«Inicialmente seguí una rutina de mantenimiento y hace dos semanas los entrenadores nacionales empezaron a darnos la rutina en videollamadas. Entreno por la mañana, de 10 a 11.30».
«Tengo, como todo el mundo, ansiedad e incertidumbre. Trato de ser una persona positiva. De hecho vengo bastante sorprendido con lo bien que se viene manejando en el país. Pensé que iba a ser peor. Surgen cosas buenas de la malas. Hay un montón de gente y lugares que también están ayudando y creo que la sumatoria de esos pequeños esfuerzos son lo que van generando que se vaya llevando esta situación de una manera todavía controlada», concluyó Domínguez.