Por José Odisio
La decisión de AFA de terminar la temporada trajo buenas noticias para el Parque. Newell’s confirmó su clasificación a la Copa Sudamericana, un premio justo a un equipo que arrancó con la angustia de poder irse al descenso y terminó con un ticket internacional para 2021.
No es casualidad que Newell’s haya conseguido este premio. El equipo de Kudelka transitó con carácter y buena presencia la Superliga y más allá de alguna performance para el olvido, la realidad es que estuvo por encima de lo que muchos esperaban. Incluso se alejó bastante rápido de los últimos puestos de la tabla de promedios, para que la angustia no sea un suplicio cada semana.
Hubo mérito de Kudelka, sin dudas. El equipo siempre tuvo un plan de juego, pero además estuvo trabajado. La Lepra se hizo fuerte en pelota parada y resolvió muchos partidos por esa vía. Tal vez ese trabajo de Kudelka con un arma poco utilizada temporadas anteriores en el Parque compensó la falta de un nueve goleador. Y de paso, dejó de sufrir con cada centro rival. Y ahí se hizo enorme Cristian Lema.
Ese fue otro gran mérito, la elección de los refuerzos. Esta vez Peratta y la dirigencia fallaron poco. Lema y Gentiletti formaron una dupla firme y de jerarquía, Julián Fernández un gran acierto, Sebastián Palacios aportó poder a la ofensiva y Pablo Pérez es el resumen exacto de lo que significa un refuerzo de lujo. Faltó el nueve, porque Albertengo se desinfló y Salinas nunca arrancó, pero el mercado de pases fue el sostén de una buena campaña. Hasta Bíttolo y Gabrielli, dos refuerzos de recesos pasados, se afirmaron a partir de un equipo más serio.
También aparecieron juveniles, esos que proyectan alegrías y dólares en el futuro. Cacciabue y Moreno tienen reserva para jugar en Europa en el corto plazo. Y Kudelka supo cómo administrarlos, incluso con una lesión de Cacciabue que generó todo tipo de suspicacias.
A este combo bien balanceado hay que sumarle a Maxi Rodríguez, y así es fácil entender el destino final en la Sudamericana. La Fiera disimula sus 39 años a partir de una jerarquía única. Es un jugador ‘superstar’, esos que con una aparición resuelven un partido. Una vez más Maxi puso la cara en un momento bravo. Arriesgó mucho, pero no le importó y sacó a flote al equipo. Y el hincha le entregó otro pedazo de corazón.
El coronavirus detuvo la pelota. Y el regreso parece ser en slow motion. Pero Newell’s está tranquilo. Consiguió sus objetivos y puede descansar en paz.