Mientras su imagen cae, el presidente nombró al abogado general del gobierno y pastor evangelista como ministro de Justicia
Bajo investigación de la corte suprema y tras la ruidosa renuncia del popular Sérgio Moro, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, nombró hoy al abogado general del gobierno y pastor evangelista como ministro de Justicia, y al director de la agencia nacional de inteligencia como jefe de la Policía Federal.
En medio de la reconfiguración de su gobierno y debilitado por la salida de Moro y sus denuncias, Bolsonaro desafió a sus críticos y designó a leales que además cumplen con los requisitos de sus aliados parlamentarios, algo clave para detener la veintena de pedidos de juicio político que sus rivales y ex aliados presentaron ante el Congreso para destituirlo.
Las designaciones llegaron horas después de que el Supremo Tribunal Federal abriera una investigación contra Bolsonaro en base a la denuncia que hizo el ex ministro Moro de que el mandatario busca manipular a la Policía Federal para controlar pesquisas en marcha, algunas contra sus hijos.
El presidente ultraderechista designó como ministro de Justicia y Seguridad Pública a André Mendonça, el Abogado General de la Unión hasta hoy y un hombre que cumple con dos demandas del bolsonarismo parlamentario: es pastor evangélico y candidato a ocupar el lugar que se liberará en el Supremo Tribunal Federal en noviembre próximo.
«El mio será un trabajo técnico», dijo Mendonça, un funcionario de carrera de la abogacía del Estado desde el año 2000, que pasó por los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer.
Pero la designación que causó más ruido fue la del jefe de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), Alexandre Ramagem, como nuevo director de la Policía Federal.
La decisión fue oficializada hoy por el Diario Oficial de la Unión, el Boletín Oficial brasileño, en el marco de la ofensiva de Bolsonaro para poner a tropa propia en el comando de la Policía Federal, la misma decisión que motivó la renuncia de Moro el viernes pasado y su denuncia contra el mandatario por supuesta obstrucción de la justicia.
Ramagem es comisario de la Policía Federal y amigo personal de Carlos Bolsonaro, el hijo concejal del mandatario que es señalado por la oposición como el supuesto responsable de una «oficina del odio», tal como algunos aliados y muchos rivales llaman a las operaciones de desprestigios en las redes contra los detractores del gobierno.
El opositor Partido Democrático Laborista (PDT) pidió a la corte frenar la asunción de Ramagem por considerarla una designación política y no técnica, un argumento que también esbozó el Partido Social Liberal (PSL), la fuerza que abandonó Bolsonaro el año pasado.
«Y, ¿qué me importa? ¿Voy a nombrar a amigos de otros?», respondió Bolsonaro por Facebook a un seguidor que le preguntaba sobre las críticas a Ramagem.
Mendonça, además de ocupar el cargo de Abogado General de la Unión, es pastor de la Iglesia Presbiteriana Esperança de Brasilia y un hombre cercano a la familia Bolsonaro, con quien comparte el pedido de liberar la portación de armas.
La designación de Mendonça fue vista hoy también como una señal de que será el candidato de Bolsonaro para la corte suprema, cuando en noviembre se abra un asiento en ese tribunal.
«Quiero poner en la corte a un juez terríblemente evangélico, es lo que falta», había prometido Bolsonaro el año pasado.
Este es uno de los acuerdos de gobernabilidad que Bolsonaro selló con el bloque evangélico y que le garantizaría un dique contra los posibles pedidos de juicio político en el Congreso.
La otra pata de la ofensiva de Moro es tomar el control de la Policía Federal, que hasta hace una semana estaba en manos de un hombre de confianza de Moro.
El ex ministro renunció luego que Bolsonaro removió a su aliado y hoy el mandatario lo reemplazó con el comisario Ramagem.
El nuevo jefe de la Policía Federal tendrá a su cargo la fuerza que hará todas las investigaciones sobre el presidente y su familia que sean requeridas por los distintos niveles del Poder Judicial, como la que orden.
Bolsonaro criticó a la Policía Federal porque, durante la gestión de Moro, no logró encontrar al autor intelectual del cuchillazo que le dio Adelio Bispo, declarado inimputable, en setiembre de 2018, en un acto político, en plena campaña presidencial.
También le achaca la celeridad para encontrar a los asesinos de Marielle Franco, concejal socialista de Río de Janeiro ultimada por ex policías corruptos que salieron el día del crimen del condominio donde vive el presidente, en el exclusivo barrio de Barra de Tijuca.
Tras su salida del gobierno, Moro acusó a Bolsonaro de haber intentado tener acceso a las investigaciones en curso pedidas por magistrados a la Policía Federal y amparadas por el secreto de sumario.
El ahora ex ministro había llevado a trabajar con él en el Ministerio de Justicia a los comisarios de la ciudad de Curitiba, Paraná, que actuaron con el en la Operación Lava Jato, que condenó y detuvo en 2018 al líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva, que quedó fuera ese año de las elecciones vencidas por Bolsonaro.
Por eso, con la salida de Moro, Bolsonaro busca recuperar el control del ministerio y de la Policía Federal, y dejar mudos a los que aseguran que los generales retirados y en actividad de su gabinete lo dominan y manejan el gobierno.
Prueba de ello es que Bolsonaro ratificó en su cargo al ministro de Economía, el ultraliberal Paulo Guedes, y dejó de lado el bosquejo del plan desarrollista de la economía para enfrentar la pandemia que había diseñado el jefe de gabinete, el general Walter Braga Netto.
Bolsonaro perdió por propia voluntad a dos ministros populares y claves: primero fue Luiz Mandetta en Salud y luego Moro en Justicia, mientras la agenda política tapa la desesperación de la pandemia por coronavirus, con colapsos en hospitales y cementerios.