El pontífice encabezó la misa del Sábado Santo en la Basílica de San Pedro. Durante la homilia, Francisco hizo referencia al coronavirus y pidió mantener la esperanza
El Papa Francisco presidió este sábado la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro en el Altar de la Cátedra. Durante la homilia, el pontífice pidió por el fin de «las guerras, la producción y comercio de armas y los abortos».
«Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles», convocó Francisco durante su homilía, en una Basílica vacía por las medidas para frenar el coronavirus.
«Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario», reclamó Jorge Bergoglio.
Así como los otros eventos de la Semana Santa, la celebración oficial de la Resurrección de Jesús, la fiesta más importante para los cristianos, se realizó sin feligreses por primera vez en la historia por la pandemia de coronavirus Covid-19.
Ante esto, la ceremonia fue transmitida por los canales de streaming del Vaticano ante la prohibición de presencia de fieles, se inició con una basílica a oscuras a través de la que Francisco caminó en silencio hacia el altar principal.
«Por la emergencia sanitaria en vigencia», explicó el Vaticano, Francisco no realizó los tradicionales bautismos de la vigilia pascual.
En ese sentido, en una referencia a la crisis actual por el coronavirus, Bergoglio pidió mantener la esperanza ante lo que denominó «la hora más oscura». «No cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra», alentó.
Así, comparó la situación actual con un episodio bíblico en el que un grupo de mujeres «tenían en los ojos el drama del sufrimiento, de una tragedia inesperada que se les vino encima demasiado rápido».
«Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón. Al dolor se unía el miedo, ¿tendrían también ellas el mismo fin que el Maestro? Y después, la inquietud por el futuro, quedaba todo por reconstruir. La memoria herida, la esperanza sofocada.
«Para ellas, como para nosotros, era la hora más oscura», planteó en esa dirección. «Cuántas personas, en los días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de afecto, de oración», recordó.
En su homilía, el Papa recordó también el lema que estos días se ve en miles de balcones de toda Italia: «Todo irá bien», y reafirmó el «derecho a la esperanza» ante la pandemia.
«En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza», afirmó. «Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo», agregó.
Mañana, desde las 11 de Roma (6 de Argentina), Francisco celebrará la misa de resurrección en la Basílica de San Pedro y luego impartirá desde allí la bendición «Urbi et Orbi» (a Roma y al mundo), durante la que repasará los principales conflictos de la actualidad.