Por Enrique Genovar
Por Enrique Genovar
Marco Ruben le volvió a dibujar una sonrisa a los hinchas de Central antes de que se suspendiera el fútbol. Es que el goleador que regresó de su préstamo de Brasil terminó la Superliga mostrando su mejor cara. Hizo cuatro goles en dos partidos y en el inicio de la Copa facturó el quinto en medio de un mal partido de su equipo. Claro que esta sonrisa que en época de aislamiento todavía está dibujada en el rostro de los canallas se puede deshacer en los próximos meses. ¿Por qué? Por que el vínculo del goleador con el club finaliza el 30 de junio y en la cabeza del jugador hace un par de meses rondaba la idea de que una vez llegada esta fecha le iba a poner fin a su carrera.
Este límite firmado hace un par de años puede hacer que, por la suspensión del fútbol, Ruben haya jugado ante Colón el último partido si es que la actividad no retorna antes de mediados de año.
Aunque resulta poco creíble que la pandemia haga que el centrodelantero auriazul deje de jugar en el club del cuál es hincha y por el que resignó mucho dinero para regresar.
Ruben ya ha demostrado que ha jugado cuando su entorno familiar atravesaba momentos muy delicados. Así y todo nunca dejó de ir a entrenar y siempre se preparó de la mejor manera para disputar cada partido, más allá de que la procesión seguramente iba por dentro. El delantero canalla ha dado muestras suficientes de que siempre ha estado a pesar de lo que ocurría en su alrededor.
La suspensión del fútbol por el Coronavirus no será quién le ponga punto final a la carrera del goleador en el club. Es que él mismo se merece otro final, está entre los históricos romperedes de la historia de Central y puede avanzar más aún en ese ranking. Pero más allá de cualquier récord individual a Ruben le importa la camiseta.
Por todo esto, por las cosas que hizo y dejó de hacer por el club este maldito virus no podrá ponerle punto final a su carrera. Porque ni él ni Central merecen que el final sea impuesto por un tercero.