Viajaron a Punta Cana y se infectaron con coronavirus. Jorge Ferreti y su esposa ingresaron al hospital San Andrés de Giles el 13 de marzo. La mujer falleció
Una triste historia enmarcada por la pandemia del coronavirus: Jorge Ferreti, de 67 años, viajó con su esposa en un crucero a Punta Cana. En esa aventura, ambos se infectaron con el covid-19. El 13 de marzo regresaron al país e ingresaron al hospital San Andrés de Giles. Ella murió, pero él sobrevivió. Al recuperarse, recibió una emotiva ovación de los enfermeros y médicos.
Jorge Ferreti (67) ingresó al Hospital Municipal de San Andrés de Giles el viernes 13 de marzo para acompañar a su mujer. Los dos se habían infectado de coronavirus en un viaje por Punta Cana. Dos semanas después, salió del centro de salud sin su esposa y aplaudido por el cuerpo de médicos y enfermeros
La mujer estaba internada en el mencionado centro de salud en terapia intensiva con insuficiencia respiratoria. El coronavirus no le había dado tregua desde su llegada al país. Habían regresado de un viaje de placer por Punta Cana, República Dominicana. Ahorraron seis meses para, con 67 años los dos, embarcarse en un paseo por playas paradisíacas. Elizabeth, su esposa, no sobrevivió al virus. Él sí. Y cuando lo hizo, el cuerpo médico y de enfermería lo celebraron con una ovación.
En la crónica publicada por Infobae, se expresa que su egreso del Hospital Municipal de San Andrés de Giles convocó a decenas de personas. De remera negra, pantalón rojo y zapatillas oscuras, con barbijo y guantes, llevaba su bolso en la mano izquierda y su teléfono celular preparado en la mano derecha. Quería conservar ese momento porque sabía que habían preparado una despedida especial.
Jorge puso la cámara pero se olvidó de apretar “rec”. Durante su despedida creerá que estará filmando, pero no. Para su fortuna, hubo otros que documentaron su alta médica.
“Jorge, cuidate mucho. No andes por la calle”, le recordó, sentida, una enfermera. Mientras agradecía con timidez y creía estar filmando el instante, Jorge se dirigía de regreso a su casa. Había llegado al hospital dos semanas atrás con su esposa. Volvía solo y acompañado por aplausos.
“Antes me preguntaron:’¿A usted lo incomoda que lo aplaudamos cuando salga?’. ‘No, al contrario’, les dije. Si yo me sentía más agradecido por lo que habían hecho ellos. El que quería aplaudirlos a ellos era yo -relató en diálogo con Infobae-. No tengo palabras para agradecerles a las enfermeras y al grupo de médicos. Nos atendieron muy bien, de primera. Se preocuparon muchísimo por nosotros, no hubo otra forma. Hicieron todo lo mejor para que saliéramos adelante. Yo pude salir y mi mujer no».
Elizabeth murió el sábado 21 de marzo a las 6:30 de la mañana por una falla multiorgánica. Fue la cuarta víctima fatal de coronavirus en el país. Tenía antecedentes de enfermedades respiratorias: había padecido una neumonía severa en su juventud y una más leve hace cuatro años. “Era una mujer resistente. Pero atravesó muy mal la enfermedad, nunca pudieron bajarle la fiebre. Sufrió mucho esa semana de internación”, recordó su esposo.
“En el crucero había un montón de italianos y de españoles -dijo Jorge-. Y los dos tuvimos mucho contacto con ellos. Con los españoles porque lógicamente nos unía el idioma, pero hasta alcanzamos a conversar con tres parejas que provenían del norte de Italia”. Cuando tuvo tiempo, ingresó a los grupos de redes sociales que habían compartido el mismo viaje. Notó, con un sabor amargo, que no eran los únicos que se habían contagiado de coronavirus.
«Ahora me tengo que quedar en mi casa. No tengo que volver más al hospital. Me hicieron dos hisopados nuevos que seguramente me darán negativo. Ahora estoy solo en casa, limpiando y ordenando», confesó. Sus dos hijos lo ayudan con los mandados y las urgencias. En su memoria, intenta borrar las escenas de unas vacaciones con final traumático. En la memoria de su celular, ya no quedan rezagos de aquel crucero.