Todas las mañanas cada país en el mundo comunica sus datos sobre la pandemia del coronavirus. Pero un informe español advierte que esos números pueden ser mucho más altos
Todas las mañanas, alrededor de las 11.30, España comunica los últimos datos que deja el coronavirus. Ya se hizo una costumbre, algo que hace menos de 30 días era una cuestión muy lejana, hasta impensable. En este marco, se conoció el parte que este sábado por la mañana dató de 72.248 infectados, 5.690 muertes, en su mayoría hombres mayores con patologías previas. «Estos datos confirman que aún nos falta mucho por conocer de la epidemia. Ya sabíamos que la cifra real de infectados es mucho mayor que la detectada. Ahora descubrimos que también hay muchos más fallecidos. La conclusión es que el impacto del virus está siendo mucho más importante de lo que nos dicen los datos disponibles”, afirma Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y actual profesor asociado en la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Esta rutina se da en el país europeo, pero tranquilamente puede entenderse en cada rincón del mundo que se ve afectado por el virus, claro está con cifras totalmente distintas.
Pero la realidad puede ser más contundente. Así lo explica un informe elaborado por el Instituto de Salud Carlos III, al que accedió el diario español El País. En el mismo se detalla que la mortalidad en algunas zonas se duplicó y advierte que el informe diario del gobierno marca solo las muertes que se producen luego de que el paciente haya dado positivo en el test de coronavirus. Estos datos se basan en la red de Vigilancia de los excesos de mortalidad, a cargo de los Ministerios de Sanidad y Ciencia, que monitoriza, en base a los registros civiles de toda España, los fallecimientos diarios que se producen y los compara con la media de los ocurridos desde 2008.
¿Por qué hay un error de cálculos?
El Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) hace una estimación de mortalidad esperada por todas las causas sobre bases históricas. Al comparar la estimación con las muertes reales registradas, se pueden detectar incrementos anormales como los producidos por la gripe estacional o las olas de calor.
Castilla y León son casos particulares que hacen encender las alarmas. Entre el 17 y el 24 de marzo, esta comunidad registró un total de 885 fallecimientos, cuando lo esperable según las medias registradas en los años anteriores eran 500, según el Instituto de Salud Carlos III. De esas 385 personas de “exceso de defunciones” (un 77% más), el recuento diario ofrecido por las Administraciones correspondiente a esas fechas sólo recogió 112, menos de una tercera parte.
Estas son muertes que en su día pasaron desapercibidas y fueron registradas con causas más genéricas, como neumonía, o que no han podido ser incluidas en los registros por coronavirus porque, aunque hubiera sospechas de ello, las pruebas diagnósticas no han llegado a tiempo.
“Estos datos confirman que aún nos falta mucho por conocer de la epidemia. Ya sabíamos que la cifra real de infectados es mucho mayor que la detectada. Ahora descubrimos que también hay muchos más fallecidos. La conclusión es que el impacto del virus está siendo mucho más importante de lo que nos dicen los datos disponibles”, afirma Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y actual profesor asociado en la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid son las otras dos autonomías con datos reveladores. En el primer caso, entre el 15 y el 24 de marzo, el Carlos III identificó 938 fallecimientos, un 75,5% más de lo esperable. El “exceso de mortalidad” registrado fue de 404 muertes, de las que el recuento diario de las Administraciones apenas detectó la mitad. En Madrid, entre el 10 y el 16 de marzo, las muertes registradas fueron 1.318, un 66% más de las 794 defunciones previsibles. En sus comparecencias diarias, Sanidad informó de que la comunidad había registrado en esos días 192 fallecimientos, cuando el exceso de mortalidad detectado por el Carlos III es de casi el triple.
El informe del Instituto de Salud Carlos III también ha detectado “excesos de mortalidad” a nivel nacional (del 13% los pasados días 23 y 24 de marzo) y “puntuales de un día” en otras comunidades como Aragón, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana y Navarra.
Pero en estos casos, las estimaciones son incompletas por un problema de falta de los datos recibidos desde los registros civiles (la fuente de información que utiliza el sistema), colapsados a su vez por el aumento de la mortalidad. “Observamos un retraso en la notificación de defunciones en los registros civiles de varias comunidades autónomas, siendo notable en Galicia, Comunidad de Madrid y La Rioja”, describió el informe.
Madrid, una ciudad colapsada
Hasta el 16 de marzo, la capital española detectó un exceso en la tasa de mortalidad. Ya el 17 los valores volvieron a la normalidad por eso en España se habla de la mala calidad de datos ya que, al igual que el sistema sanitario, la base de datos está desbordada. «Lo importante del estudio es que revela por primera vez los aumentos reales de mortalidad en zonas y fechas en los que la calidad de datos sí es buena. Y en todos ellos los incrementos son devastadores”, expusieron fuentes conocedoras del sistema utilizado para monitorizar la mortalidad en España.
El informe alerta de que será necesario “seguir evaluando la situación en los próximos días” para completar las lagunas y la falta de información en algunas autonomías.
La diferencia entre la mortalidad real y la oficial se debe a varias razones, entre ellas, las carencias con las que se ha topado el sistema sanitario al hacer frente a la epidemia, la detección tardía del virus en España, la falta de pruebas diagnósticas y los distintos modos de contabilizar a los fallecidos, entre otras.
En algunas comunidades solo se contabiliza un muerto por coronavirus si el paciente dio positivo en el test. En el caso de que una persona haya muerto en su casa sin ser sometido a una prueba queda afuera del sistema. Esta situación fue denunciada en reiteradas oportunidades por el diario El País a través de profesionales del sistema sanitario: “Están falleciendo muchos pacientes en su domicilio y el Summa solo llega para certificar la muerte. O lo hacen en las residencias porque los hospitales no los aceptan si son mayores y con patologías previas. A casi ninguno de ellos se les han realizado las pruebas y, por tanto, no son contabilizados como víctimas del coronavirus”, alertó una de estas quejas.
El Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) utiliza como fuente de información “3.929 registros civiles informatizados del Ministerio de Justicia, correspondientes al 92% de la población española”, recogió el informe. “Es el sistema de referencia para vigilar y detectar cualquier cambio en la mortalidad esperable, como se hace anualmente con la gripe o las olas de calor. Es una estimación extremadamente fiable que trabaja con medias de las dos últimas décadas”, explicaron fuentes del Carlos III, que no dudan en atribuir al coronavirus los incrementos de mortalidad detectados. “El momento y la magnitud de los cambios hace que no tengan otra explicación posible que el coronavirus”, añaden estas fuentes.